Escribe Gabriel Massa

En los últimos días el gobierno viene concretando un acuerdo con los gobernadores, el peronismo y la CGT que incluye las tres reformas que pretende votar en el Congreso: impositiva, laboral y jubilatoria. Este próximo jueves 16 de noviembre se terminaría de acordar en una reunión con los gobernadores. Mientras que la CGT, más allá de alguna frase para disimular, ya ha dado su visto bueno para que los diputados y senadores de origen gremial voten las nuevas medidas.

Así, todos los sectores del peronismo aportan al pacto. El peronismo cordobés de Schiaretti y De la Sota, Massa, el peronismo “federal” de Bossio, Randazzo, Pichetto, las distintas “cabezas” de la liga de gobernadores (Uñac, Manzur, Urtubey), e incluso aquellos que posan de más opositores, como Bertone de Tierra del Fuego, la primera que ya cerró el acuerdo con el gobierno. La “mesa de negociación” incluso se mostró como ejemplo de gobernabilidad en la reciente visita del presidente Macri a Estados Unidos.

Los gobernadores peronistas y la propia Alicia Kirchner ya han dado su aprobación a todas las cuestiones más importantes. Y solo falta arreglar algunos aspectos menores de cuánto dinero de los impuestos irá a cada provincia. De hecho, en la provincia de Buenos Aires, las distintas variantes del peronismo apuntalaron el presupuesto de ajuste de Vidal.

Los dirigentes kirchneristas, con Cristina a la cabeza, dicen que rechazan el ajuste y denuncian que Macri quiere apurar la votación de las reformas en el Congreso antes del 10 de diciembre, para evitar tener que votarlas cuando la ex presidenta ya haya asumido su cargo en el Senado. Pero lo cierto es que no proponen ninguna acción concreta para enfrentar las reformas del gobierno. Y tampoco dicen qué medidas distintas propondrían a la política de endeudamiento y ajuste de Macri.

Por su parte, los burócratas de la CGT y los principales sindicatos, que vienen dejando pasar sin ninguna resistencia la ofensiva de despidos, suspensiones, aumentos de los ritmos de producción y violación de convenios de las patronales a nivel de las empresas desde hace años, ahora se niegan explícitamente a cualquier plan de lucha para enfrentar el ajuste. Por el contrario, dicen que solo intervendrán en la discusión a través de los diputados de origen gremial en el Congreso.

La CTA encabezada por Hugo Yasky intenta disimular un poco más, diciendo que llamaría a una movilización contra la reforma laboral el día que se trate en el Congreso.

Con este pacto con el gobierno los gobernadores peronistas, los dirigentes políticos y sindicales kirchneristas y los burócratas sindicales de la CGT se hacen cómplices de uno de los peores planes de ajuste y entrega que hayamos sufrido los trabajadores y el pueblo argentino. Es necesario enfrentar este pacto de ajuste y entrega con una amplia movilización de todos los que estén dispuestos a enfrentarlo.