FIT: Por un paro activo nacional y un plan de lucha
Declaración política del Frente de Izquierda y de los Trabajadores
Las movilizaciones y paros que tendrán lugar el 15 y 21 de febrero próximos tienen como telón de fondo a un brutal ajuste contra los trabajadores: 2018 ha debutado con miles de despidos de estatales, como ocurre hoy en el INTI, en el Hospital Posadas, Ferrobaires, en Fanazul, en la mina de carbón de Río Turbio, la UEP de La Plata o el Senasa, sólo por citar los casos más graves.
Esta escalada ha sido acompañada por las patronales privadas, como se revela en el cierre del ingenio San Isidro, los despidos masivos en La Esperanza y en Ledesma y el Tabacal, en el diario Hoy de La Plata, entre otros sectores. Mientras tanto, el descalabro del programa económico oficial de despidos, robo salarial y saqueo del país redunda en mayores tarifazos, inflación y carestía de la vida, mayor endeudamiento y pagos de la deuda fraudulenta. El gobierno les asegura a los especuladores que el rendimiento de sus títulos tendrán “cláusula gatillo”, para mantenerlos a salvo de la inflación. Al mismo tiempo, rechaza cualquier indexación del salario, mientras exige paritarias con un techo del 15%, en cuotas y sin cláusula gatillo, muy por debajo de la inflación que augura la disparada del dólar, de los combustibles y todos los servicios públicos.
Pero la enorme respuesta de lucha que han despertado estos atropellos revela otra cuestión crucial: las grandes jornadas del 14 y 18 de diciembre contra el robo jubilatorio han constituido un salto en la disposición de los trabajadores a enfrentar el plan de ajuste del gobierno macrista, los gobernadores y la clase capitalista.
La ofensiva oficial y la respuesta obrera han puesto en crisis a la precaria unidad de las cúpulas sindicales. Una parte mayoritaria de la CGT ha decidido boicotear la marcha convocada por Camioneros, las CTA, bancarios, movimientos sociales y otros sectores para el día 21, mientras refrenda su colaboración y complicidad con el gobierno en la reforma laboral, los despidos y las paritarias con techo. Por su parte, los dirigentes que han resuelto movilizar el próximo 15 y el 21 están muy lejos de ofrecer una respuesta seria y de lucha a la escalada antiobrera.
El moyanismo, que no apoyó las jornadas masivas de fines de diciembre contra la reforma jubilatoria, y estando en negociaciones con el gobierno macrista, ahora, ante el ataque al convenio colectivo camionero llamó a la marcha del 21. A esto se suman las causas judiciales en su contra. Por su parte, las direcciones de ATE -tanto las de ATE Nacional como aquellas ligadas al kirchnerismo- están jugando al desangre de los grandes conflictos estatales, como ocurre hoy en INTI, Ferrobaires, Fanazul o Río Turbio. Ningún sector de la burocracia inscribe sus marchas en una estrategia dirigida a derrotar el ajuste, lo cual exigiría como primer paso un verdadero plan de lucha que debute con un paro activo nacional, como lo exige el sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda.
A pesar de estos límites de sus propios convocantes, las movilizaciones de estos días constituirán un canal para miles de trabajadores realmente interesados en luchar. El sindicalismo combativo que lucha contra toda burocracia sindical llama al frente único de la clase obrera y sus organizaciones para enfrentar al gobierno de Macri y Cambiemos. Con esta comprensión el Frente de Izquierda convoca y adhiere a la marcha y paro estatal del 15 y llama a conformar, en la movilización del 21 de febrero, una columna independiente encabezada por las luchas del momento junto a los sindicatos combativos y del clasismo. Los trabajadores del hospital Posadas que pelean contra los despidos han convocado a un encuentro nacional de coordinación de las luchas en curso para el próximo 17 de febrero del que ya han resuelto en asamblea participar numerosos sectores del movimiento obrero combativo. El Frente de Izquierda saluda esta importante iniciativa frente al divisionismo y las entregas que sostienen las distintas alas de la burocracia sindical.
Desde los tarifazos hasta el pago de la deuda externa, el ajuste macrista ha contado con el sostén de la oposición patronal vinculada esencialmente al PJ, a Massa y al peronismo. El “pacto fiscal”, en nombre del cual se despide y ajusta en provincias y municipios, fue avalado por parlamentarios y gobernadores, desde los de Massa hasta Alicia Kirchner. Hoy, sin embargo, escuchamos desde distintas vertientes del peronismo llamados a la “unidad” por parte de quienes votaron las leyes de ajuste, y que –cuando critican el programa macrista- sostienen planteos también confiscatorios contra los trabajadores, como la exigencia de una devaluación masiva. Los sostenedores de esta “unidad opositora” no han asumido ningún compromiso real de apoyo e impulso a las luchas en curso y aplican el ajuste donde gobiernan. Para luchar de verdad contra el gobierno ajustador y derrotarlo, es necesaria, más que nunca, un plan económico de los trabajadores como propone el Frente de Izquierda y la independencia política de la clase obrera.
La lucha que tenemos por delante no pueden decidirla un puñado de burócratas: es necesario rodear de solidaridad los conflictos y ampliar la mayor coordinación para que triunfen, que los trabajadores deliberemos en todos los sindicatos y elijamos representantes de base, con un mandato a favor de un programa y un plan de lucha para llevarlo adelante.
Por el paro activo nacional y un plan de lucha; por la reincorporación de los despedidos; abajo la reforma previsional; salario mínimo equivalente a la canasta familiar, por paritarias sin techo y con indexación automática de los salarios; pase a planta permanente de todos los contratados; por la estatización y puesta en marcha bajo control obrero de toda fábrica que cierre o despida; recursos para el salario, el derecho al trabajo, salud y educación públicas y no para la deuda externa, por todo esto, marchemos el 15 y el 21.
Frente de Izquierda y de los Trabajadores