Gobierno de Bolsonaro: en contra de las necesidades del pueblo trabajador
El gobierno encabezado por Jair Bolsonaro / PSL asumió el martes 1 de enero. No hubo euforia general, pero hay expectativa de los que votaron a Bolsonaro sobre la posibilidad de solucionar los problemas de la corrupción, de inseguridad pública y del altísimo índice de desempleo. Sin embargo, sus primeros discursos y medidas demuestran que el camino escogido va en contra de las necesidades de la clase obrera y sectores oprimidos. Increíblemente el nuevo presidente no hizo ninguna mención a los más graves problemas que aflige a la población brasileña: la desigualdad social, el desempleo y la miseria que pesa sobre los brasileños. Bolsonaro deja claro que su preocupación no es por los problemas reales sino que habla del "combate al socialismo" y "cuestiones de sesgo ideológico", una típica maniobra de los gobernantes que agitan fantasmas, para tratar de desviar el foco de los verdaderos problemas. Algo absurdo pues vivimos en el capitalismo salvaje y el gobierno Bolsonaro expresa una ideología de derecha, de los banqueros y de los ricos.
La corrupción, por ejemplo, fue un tema recurrente durante la campaña, pero olvidado en los primeros actos del gobierno. Siguen sin respuestas los movimientos financieros sospechosos denunciados por el COAF contra Fabricio Queiroz, hombre de confianza de Bolsonaro por largos años y asesor de su hijo Flavio en la ALERJ. Cinco de los ministros del nuevo gobierno están inculpados o investigados por la justicia sin que Bolsonaro o su Ministro Moro demuestren cualquier preocupación. Tampoco fue debidamente investigada la participación de las empresas en la difusión de las fakenews en la campaña electoral.
Un gobierno contra la clase trabajadora
Sin avergonzarse, Bolsonaro anunció un recorte en el salario mínimo, de R $ 998, menos que los míseros R $ 1006 proyectados para 2019 por el impopular Temer. Un verdadero preanuncio de cómo quiere tratar las graves dificultades que sufren los sectores más desprotegidos de la población trabajadora. También anuncia la extinción paulatina de la CLT y la imposición de la "cartera verde amarilla", donde el trabajador deberá renunciar a los derechos previstos en la CLT y hasta en la propia Constitución Federal de 1988. Una verdadera fiesta para los patrones.
Pero los primeros anuncios no paran ahí. Preparan una reforma jubilatoria que ataca los derechos de los trabajadores. El propio Bolsonaro habló sobre el tema en entrevistas en la TV, modificando algo de la propuesta del gobierno de Temer. El ministro de Hacienda, Paulo Guedes, habla de una propuesta aún más antipopular, desoyendo el amplio sentimiento social que rechaza la quita de derechos, como se observa en las encuestas de opinión. Por esa reforma el PSL de Bolsonaro apoyó la candidatura de Rodrigo Maia en la presidencia de la cámara, en un verdadero "toma y daca” de la vieja política patronal.
Además de los bancos y de las grandes empresas, éste será también el gobierno del agronegocio. Es lo que demuestra el vaciamiento de la FUNAI. En uno de sus primeros actos de gobierno, Bolsonaro sacó de ese órgano la responsabilidad por la identificación, delimitación y demarcación de tierras indígenas en el país y pasó esa tarea para el Ministerio de Agricultura. Se confirmó lo que temían indígenas e indigenistas: las demarcaciones de tierra ahora pasan a manos de los terratenientes ruralistas, encabezados por la ministra Teresa Cristina y por Luiz Antonio Nabhan García, comandante de la UDR, enemigos históricos de los derechos de los pueblos indígenas. Otra medida repudiable es la MP 870/19, firmada en el primer día de gobierno, que retira a las comunidades LGBT como parte afectada de los derechos humanos. En verdad, nada diferente podía esperarse del nuevo Ministerio de la Mujer, la familia y los Derechos Humanos comandado por la pastora Damares Alves, para quien: "niños visten de azul y niñas visten de rosa". Este es el cambio que propone la ministra de Bolsonaro, que promete "hacer la gran revolución que Brasil necesita", donde "niña será princesa y niño será príncipe". Con esa postura conservadora, Damas utilizará el cargo para atacar los derechos de las mujeres, empezando por el derecho al aborto. Al mismo tiempo el gobierno Bolsonaro y su Ministro Sergio Moro intentan mostrar acción en la seguridad pública enviando tropas federales de la fuerza de seguridad nacional a los estados provinciales. Una vieja receta ya utilizada por el PT y el PMDB, y cuya máxima expresión fue la intervención federal en Río de Janeiro, que no resolvió la inseguridad y cuya represión siempre apunta a los sectores populares en las favelas y periferias.
Finalmente es importante destacar las representaciones extranjeras en el acto de asunción de Bolsonaro. Es evidente la ausencia de importantes figuras de los principales países del mundo que no se sintieron cómodos en prestigiar a Bolsonaro. Lo más destacado fueron los líderes de la derecha ultraconservadora: Benjamín Netanyahu de Israel y Viktor Orbán de Hungría. Netanyahu está cercado por la justicia en Israel por graves casos de corrupción y los primeros ministros de Hungría y Polonia, gobiernos de claro corte autoritario y represivo que hasta son cuestionados por organismos de la Unión Europea. Ya Trump, principal referencia de los Bolsonaro, puede no llegar al final de su mandato. Después de 2 años, sus desastres políticos y la derrota con los demócratas en la nueva Cámara que acaba de asumir, plantean la posibilidad de sufrir un impeachment.
¡Es necesario construir una amplia unidad de acción en las calles!
En los últimos años, cada vez que sufrió ataques, la clase trabajadora respondió con fuertes luchas. El mayor ejemplo fue la histórica huelga general de abril de 2017 y las posteriores movilizaciones que impidieron al ilegítimo gobierno Temer aplicar la Reforma Jubilatoria. También los jóvenes y, fundamentalmente, las mujeres supieron responder a la altura para defender sus derechos, como lo demuestran en las históricas movilizaciones en 2018 de #EleNo y lucha contra la invasión policial en los campus universitarios.
Pero hasta ahora, los partidos que se reivindican de oposición no hicieron nada para dar continuidad a las manifestaciones callejeras y al movimiento político contra Bolsonaro. Haddad y Ciro están callados y después de las elecciones sólo hablan de las elecciones del 2022. Y en la cámara de diputados el PT habla de votar al mismo Rodrigo Maia que será apoyado por el PSL de Bolsonaro. Hacen lo contrario de lo que debería hacerse, sobre todo tratándose de un gobierno de extrema derecha. En ese escenario es lamentable el papel de las centrales sindicales, con la carta que enviaron al nuevo presidente. En ella se expresa que "sectores" de ese gobierno "envasados por cierta retórica liberal" hablan de descargar el peso del ajuste fiscal sobre las espaldas de los trabajadores. Ignorando que es todo el gobierno, encabezado por Bolsonaro y su superministro Paulo Guedes, el que defiende ese plan, sin excepciones. La rebaja del salario mínimo, el cierre del Ministerio de Trabajo y Empleo, el proyecto de la Reforma previsional y la nueva cartera verde amarilla, demuestran que el gobierno pretende atacar nuestros derechos. Es evidente que no habrá un "amplio proceso de negociación" como pretenden los dirigentes de esas centrales, sino que debemos prepararnos para la lucha. Las Centrales sindicales deberían realizar un gran encuentro nacional de trabajadores para iniciar la lucha contra la Reforma Previsional y unificar las luchas por las paritarias del primer semestre.
Es necesario unificar a los trabajadores en defensa de nuestros derechos, independientemente de lo que cada uno votó. Junto con el CSP-Conlutas, "reafirmamos que tenemos que discutir, explicar los ataques y preparar la lucha unificada de toda la clase obrera (ocupada o desocupada) en defensa de las pensiones y beneficios. Unificar trabajadoras y trabajadores urbanos y rurales, juventud, las mujeres, los que viven en las periferias, los que luchan contra las opresiones y organizar la lucha contra esas medidas". No está sellado que el nuevo gobierno va a poder aplicar su brutal ajuste contra los trabajadores y sectores oprimidos. Hay que unificar todos los polos de resistencia al nuevo gobierno, tanto en el campo sindical como político. En ese sentido es importante la postulación del compañero Marcelo Freixo para la presidencia de la Cámara. Es necesario mantener esa candidatura hasta el final, con un programa de independencia de clase, como una forma de construir nuevas alternativas al gobierno de Bolsonaro.
La necesidad del momento es explicar las medidas del gobierno, como la Reforma de la Previdencia. Hacer reuniones, asambleas, plenarias, por gremios, regionales, nacionales e intentar, por todos los medios, unificar los diferentes sectores, cualquiera sea la central a la que pertenezcan, para organizar la lucha en defensa de nuestros derechos. Es necesario organizar un plan de lucha de las mujeres y preparar con fuerza los actos feministas del 8 de marzo y de justicia para Marielle el 14 de marzo, organizar un calendario unificado de los estudiantes en el CONEB de la UNE y el Encuentro de Gremios de la UBES, el lanzamiento de la lucha salarial de los estatales nacionales y realizar con unidad el encuentro nacional propuesto por la FENTECT.
05 de enero de 2019
Secretariado Nacional de la Corriente Socialista de los Trabajadores - PSOL