Cuarta movilización mundial contra la crisis climática: Sigue la lucha contra la destrucción ambiental capitalista
El 29 de noviembre se están convocando acciones en todo el planeta para movilizarse contra el calentamiento global. ¿Cuáles son los debates del movimiento en nuestro país?
Escribe Nicolás Nuñez, Legislador porteño electo Izquierda Socialista/FIT-U
Las jornadas globales en torno a la cumbre climática de la ONU de septiembre dieron cuenta de una nueva ola verde que sacude al mundo. Más de siete millones de personas ganaron las calles luchando contra el calentamiento global, la aniquilación de la naturaleza y las amenazas de extinción de la vida humana que señalaron distintos estudios científicos en los últimos meses. Sin embargo, más allá de las declaraciones de intenciones, ni los “líderes mundiales” ni mucho menos las multinacionales contaminantes han dado muestras de corregir rumbo alguno. Recordemos que el 71% de las emanaciones de gases de efecto invernadero las producen un puñado de 100 empresas. Ante este panorama, el movimiento global de organizaciones ambientalistas ha resuelto una nueva convocatoria este 29 de noviembre. En nuestro país nos movilizaremos de Congreso a Plaza de Mayo a las 17 horas.
Todo esto en un contexto donde la cumbre climática COP25 que estaba planificada para desarrollarse a fines de noviembre en Chile tuvo que trasladarse a otro continente. El traspié de Sebastián Piñera sirve de botón de muestra. Un presidente que quería mostrarse como abanderado de la lucha contra el calentamiento global fue puesto contra las cuerdas por movilizaciones que tienen entre sus pliegos de demandas la recuperación y protección de los recursos naturales que hoy están siendo saqueados por las multinacionales gracias a los TPP (Acuerdos Transpacíficos de Cooperación Económica, según su sigla en inglés).
La lucha masiva en las calles abre un camino para frenar efectivamente la destrucción ambiental capitalista y desenmascara a los gobiernos patronales que posan “preocupados” ante la crisis ambiental, pero cuya única verdadera misión es garantizar las ganancias empresariales.
Los “presupuestos mínimos” para combatir el cambio climático en el país
En la maratónica sesión del Congreso de la semana pasada se aprobó la denominada “Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global”, celebrada por las organizaciones ambientalistas de nuestro país. Nuestra compañera Mónica Schlotthauer y Nicolás del Caño votaron a favor del proyecto a pesar de algunas limitaciones.
La ley tiene de positivo que determina una serie de pautas que pueden ser palanca de movilización para exigirle a los gobiernos su cumplimiento y políticas efectivas, creando organismos institucionales e incorporando la definición de que debe ser elaborado un “Plan nacional de adaptación al cambio climático”. Sin embargo, a la hora de establecer la creación de un “consejo asesor”, deja la puerta abierta para incluir a las mismas empresas que saquean y contaminan como la Barrick o Monsanto, mientras solo permite la participación a las organizaciones políticas que tengan representación parlamentaria. Es poco claro cómo se definiría la inclusión de las organizaciones ambientalistas y especialistas del campo científico.
Además, como pasa con otras leyes, adolece de la ausencia de una definición clara de dónde saldría el presupuesto para su implementación, en un contexto donde con el gobierno entrante lo que va a primar es el pago de la deuda externa. De aquí surge la principal alerta a ser tomada por el movimiento ambiental en nuestro país: ¿existe posibilidad de desarrollar una economía que no destruya el ambiente bajo la bota del FMI? Desde Izquierda Socialista respondemos tajantemente que no.
Es importante que el movimiento de lucha en nuestro país pueda sacar conclusiones de las maniobras de los partidos patronales. Hoy celebraron esta ley. En la próxima sesión tratarán el presupuesto, y ahí a dos manos, tanto el Frente de Todos como Juntos por el Cambio, van buscar ratificar el saqueo y la contaminación ambiental al servicio de pagar la deuda.
El verdadero “presupuesto mínimo” para frenar verdaderamente la destrucción ambiental es echar al FMI, dejar de pagar la deuda y recuperar el control de los recursos naturales hoy en mano de las multinacionales. Un efectivo plan de adaptación y mitigación solo va a ser posible cuando echemos a las multinacionales y sean los propios trabajadores y el pueblo, junto a la comunidad científica, quienes definan qué y cómo se produce y consume.