Convención Mundial sobre el Cambio Climático en Madrid: Al borde de la catástrofe ambiental
Escribe Miguel Lamas
La Convención Mundial sobre el Cambio Climático (COP25) se está realizando en Madrid desde el 2 al 13 de diciembre. Fue convocada por la ONU con representantes de 197 países. “Debatirá” medidas para impedir el aumento de la temperatura global por encima de 1,5 grados promedio de la era preindustrial (hoy está a 1,1 grados más). Pero nadie está obligado a cumplirlas como se viene haciendo desde la primera cumbre en 1991. Esto está llevando a que de no tomarse medidas llevaría a una catástrofe climática que podría volver inhabitable la mayor parte del planeta.
Más 25.000 personas participan de la COP25, entre ellos Jefes de Estado, empresarios, científicos y activistas. Doscientos cincuenta científicos hace un año emitieron un informe para la ONU señalando que “la incapacidad constante para adoptar medidas urgentes está teniendo repercusiones negativas y potencialmente irreversibles sobre los recursos ambientales esenciales y la salud humana”. Advierten que en el 2050 gran parte del planeta podría ser inhabitable.
En diciembre del 2015 se firmó con 195 países el Acuerdo de Paris para “tomar medidas”. Sin embargo, no se hizo casi nada y poco después se retiró Estados Unidos, uno de los mayores contaminantes, por decisión de Trump, y el Brasil de Bolsonaro. China, otro de los mayores contaminantes, se retiró, aunque ahora volvió a estar presente en esta cumbre.
Cambio climático y destrucción ambiental
El llamado efecto invernadero es el aumento de las temperaturas causadas principalmente por el gas CO2 (hidróxido de carbono), que impide que se disipe el calor solar de la superficie terrestre provocando más huracanes, sequías, incendios, derretimiento de los casquetes polares y 7 millones de muertos por la contaminación del aire, entre otras grandes males. La emisión de CO2 crece cada año, 2% en el 2019.
El CO2 es emitido por motores y máquinas de industrias y transportes, a naftas, gasoil, carbón, etcétera. Además, desde hace años se consumen “biocombustibles” a base de soja, azúcar y maíz que también producen el CO2, para eso destruyen bosques, que pueden absorber el CO2, y eliminan cultivos para alimentación humana. Una muestra reciente de estas políticas agrarias fue el incendio de millones de hectáreas de bosques, iniciado intencionalmente, de la Amazonía en Brasil y Chiquitanía en Bolivia.
“Viernes por el futuro”
Centenares de miles de jóvenes de Europa y el mundo se vienen movilizando desde hace 15 meses en un movimiento iniciado en Suecia por Greta Thunberg, de 16 años, que se extendió rápidamente por decenas de países. “Las emisiones de gases de efecto invernadero crecieron un 0,6 % este año. La crisis climática sigue siendo ignorada por los líderes en el poder. No queremos continuar así”, afirmo Thunberg en Madrid.
Es probable que esta Cumbre termine sin medidas concretas. No sólo porque Estados Unidos, el mayor contaminante del mundo se retiró, sino porque los demás tampoco parecen dispuestos a hacer nada. Ya afirmaron que será “de transición” y que recién en un año en la Cumbre en Glasgow se “renovarían compromisos de Paris 2015”. ¡Cada año es lo mismo!
Esta inacción no es estupidez
Las nuevas tecnologías han avanzado mucho y se abarataron, como la solar (en Alemania por ejemplo se obtiene el 30% de la energía de paneles solares) o la eólica (molinos de viento), también la utilización como combustible del hidrógeno no contaminante, producido a partir de la energía solar o eólica. Estas energías ya se utilizan pero en forma totalmente insuficiente para disminuir emisiones de carbono.
La clase capitalista mundial comandada por sus grandes multinacionales avanza depredando la naturaleza y no están dispuesta a cambiar globalmente las tecnologías de producción de energía porque disminuiría sus ganancias. Tampoco está dispuesto a frenar otras formas de depredación como por ejemplo minería a cielo abierto o exceso de agro venenos. Y si algún capitalista quisiera individualmente hacerlo, rápidamente perderían su capital a manos de la feroz competencia inter capitalista. Los gobiernos obedecen a esos mismos capitalistas.
Los verdaderamente afectados del desastre ambiental son la clase trabajadora de todo el mundo, la juventud, los pueblos indígenas y campesinos pobres de los países semicoloniales que reciben la industria contaminante y hasta basura de los países ricos, quienes deben migrar porque sus tierras se secaron o envenenaron. Los dueños de las multinacionales, aunque viven en el mismo planeta, siempre encuentran paraísos terrestres con bellos bosques sin contaminación y ríos cristalinos.
Revolución obrera y socialista o catástrofe ambiental
Para impedir la catástrofe global hay que terminar con la economía basada en la ganancia capitalista. Sólo expropiando a los grandes capitalistas y multinacionales y quitándoles el poder a los políticos a su servicio, con gobiernos de los trabajadores y planificación socialista de la economía decidida democráticamente por los trabajadores, se puede lograr una economía que preserve al ser humano y a la naturaleza.
En esa perspectiva anticapitalista hay que apoyar, desarrollar y unir las grandes luchas en el mundo por la defensa del ambiente, apoyando la lucha global de los jóvenes de “viernes por el futuro”, con enormes movilizaciones locales en cada país contra la minería contaminante y contra los agro venenos como en nuestro país, en defensa de los bosques y tierras agrícolas campesinas contra la agroindustria, mineras y petroleras en Perú, Bolivia y Brasil, entre tantas otras. Luchas que enfrentan en forma directa a las multinacionales y a los gobiernos capitalistas que las favorecen.