Karina Abregú es una mujer de 40 años que, como tantas otras, hace 15 años es víctima de violencia física y psicológica por parte de quién era su marido: Gustavo Javier Albornóz. A pesar de haber denunciado a su agresor en más de una decena de oportunidades en los juzgados de Morón y San Isidro, el día 1/01/14 tras una discusión de varias horas, Albornoz le propinó una fuerte golpiza y, no conforme con eso, la roció con alcohol y la prendió fuego. Karina estuvo internada más de cinco meses con quemaduras en el 50% de su cuerpo en la clínica Figueroa Paredes de Laferrere. A raíz de este episodio Karina quedó con lesiones graves, tiene quemaduras desde el cuello hasta la pelvis y perdió movilidad en su cuello y brazos.

Además, una vez que Karina fue dada de alta, recibió la inoportuna noticia de su despido. Es decir que no sólo se quedaba sin el ingreso monetario para afrontar sus gastos cotidianos y de salud, sino que, automáticamente y en su condición, se quedó sin cobertura médica. Fue despedida aparentemente sin causa de la empresa en que, "casualmente", trabajaba con su agresor.

Karina no sólo soportó durante años la violencia sistemática por parte de su marido, el abandono de la justicia y la indiferencia laboral, sino que durante los cinco meses que duró su internación, por las inconsistencias del sistema judicial, su agresor estuvo constantemente en la clínica tomando decisiones y tratando de manipular médicos. Sí, la persona que la dejó hospitalizada con quemaduras de tipo A/B (las más graves) es quien, para la justicia y por ende para la clínica tenía la potestad de abogar por la salud y el bienestar de Karina.

Las hermanas de Karina, que estuvieron desde el día uno acompañándola, hicieron la denuncia de inmediato. Después de dirigirse a la Comisaría de la Mujer (donde se negaron a tomarle la denuncia) en la Comisaría N° 1 de Merlo pudieron radicarla. No obstante, nada pudieron hacer para evitar que Albornoz siguiera manipulando y haciendo a su antojo con la salud de Karina.

Actualmente Karina vive en su casa con el apoyo económico y la atención constante de sus hermanas y su familia. Karina quedó desocupada, sin cobertura médica e incapacitada. Abandonada por la desidia del la justicia y el Estado, depende exclusivamente de la ayuda económica de su familia mientras su agresor está libre y viajando por el mundo.

La ley 26.485 de protección integral contra la violencia hacia las mujeres se sancionó en 2009 y estima que las partidas necesarias para su cumplimiento serán "previstas anualmente en la Ley de Presupuesto General de la Administración Nacional". Pero hasta ahora los presupuestos ¡NUNCA detallaron cuánto le asignarían! Entonces, esta ley sin presupuesto, está lejos de ser una herramienta para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

La violencia hacia las mujeres sigue creciendo y el caso de Karina no es un caso aislado. Todos los días mueren mujeres por el simple hecho de serlo como Melina, Daiana, Ángeles, Lola y tantas otras a lo largo y ancho del país. Según el Observatorio de Femicidios en Argentina, coordinado por la Asociación Civil La Casa del Encuentro, en 2014 hubo 277 femicidios. Karina está viva de milagro, luchemos porque ninguna mujer más, tenga que pasar por tal vejamen, por la desidia del Estado y sus instituciones.

Desde Mujeres de Izquierda Socialista nos sumamos a la exigencia de Karina y su familia de:

• Prisión preventiva y cárcel para Gustavo Javier Albornoz.
• Qué el Estado se haga cargo de la asistencia médica, psicológica y económica para Karina.
• Protección para Karina y su familia.
• Presupuesto para la Ley de Prevención y Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres.