3 de Junio #NiUnaMenos - El Gobierno es responsable
Chiara Páez, Marta Lanzetti, Daiana García, Teresa Quiroga, Agustina Salinas, Romina Ríos... son solo algunos de los nombres que cuentan las historias de la aberrante cifra de 1 femicidio cada 30 horas en Argentina. Adolescentes, adultas mayores, solteras, casadas, estudiantes, trabajadoras, de la ciudad de Buenos Aires, del interior del país... todas historias muy diferentes pero con un punto en común: todas mujeres asesinadas por el simple hecho de serlo. Son femicidios, crímenes de odio que revelan la violencia patriarcal y machista que irrumpe cuando las mujeres simplemente dicen "no", se resisten a ser propiedad del mundo masculino. En su mayoría, los asesinos son varones cercanos: parejas, ex parejas, familiares y conocidos de las víctimas.
Aunque muchos pretendan justificar los femicidios argumentando que se trata de casos aislados o cometidos por personas con padecimientos mentales, hay que decir claramente que los femicidas no son locos ni enfermos, son hijos sanos de un régimen patriarcal que reacciona brutalmente cuando las mujeres ponen límites, dicen que no, deciden vivir libremente. Estos crímenes no solo se cobran la vida de cada una de las mujeres muertas, sino que intentan ser disciplinadores de todas las mujeres que quieren decidir sobre su propia vida. Y la impunidad de los golpeadores y femicidas por parte de todas las instituciones del Estado dan cuenta de ello. Por ejemplo, en más del 30 por ciento de los casos, las mujeres ya habían realizado varias denuncias por violencia de género y no fueron escuchadas. Más del 20 por ciento de los femicidas son parte de las fuerzas de seguridad. Y las comisarías, las fiscalías y los juzgados mayormente revictimizan a las mujeres que piden ayuda. Esto demuestra el claro carácter patriarcal del Estado capitalista que también nos quiere más desorganizadas, dominadas y dóciles para pagarnos menos salarios que a los varones, justificar nuestros mayores niveles de precarización laboral, invisibilizar nuestra doble jornada laboral, en definitiva, garantizar nuestra mayor explotación. Esta violencia patriarcal se ve claramente en el caso de Karina Abregú, quemada por su pareja, Albornoz, tras reiteradas denuncias. Luego de salvar su vida, Karina fue echada de su trabajo donde se desempeñó en negro por más de 20 años y no recibió ni un peso de indemnización. Frente a la desidia estatal y judicial que ha dejado al femicida libre y a la empresa impune, Karina solo puede seguir con su recuperación gracias a la solidaridad de su familia y el movimiento de mujeres quienes seguimos luchan por justicia.
Frente a esta realidad que se hace cada día más inocultable, el gobierno de Cristina Fernández y los gobiernos provinciales y locales no han hecho más que medidas cosméticas. En 2009, se sancionó la ley 26.485 de erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Pero desde ese momento nunca ha tenido presupuesto real para su cumplimiento. Los 8 millones de pesos que se le otorgaron en el presupuesto del 2015 no alcanzan ni para invertir en capacitación para los funcionarios públicos que atienden a las mujeres en situación de violencia ni para poner en pie un verdadero observatorio de violencia de género que permitan ver la real gravedad de la situación y nos solo la punta del iceberg, como lo son los casos que se conocen solo por los medios. Mucho menos para abrir refugios para las mujeres en peligro de muerte, ni centros de atención psicológica y acompañamientos judicial. En cambio, desde 2009 a la actualidad se cometieron al menos 1810 nuevos femicidios.
El gobierno nacional y los gobiernos provinciales solo le proponen una salida a las mujeres: una línea de teléfono (144) que recibe denuncias –solo en algunos horarios y en algunos puntos del país- pero no tiene recursos para actuar directamente ante situaciones de gravedad. Lo mismo ocurre con la entrega de botones antipánico: son las mujeres las que viven encerradas y aterradas mientras que los golpeadores y femicidas deambulan libremente. Y cuando solicitan ayuda, el Estado siempre llega tarde.
Pero las mujeres no miramos para el costado. Desde hace tiempo, distintas organizaciones sociales, feministas y organizaciones políticas venimos denunciando esta situación. Tras el brutal asesinato de Chiara Páez, desde distintos sectores, surgió la convocatoria a movilizarse para terminar con los femicidios el próximo 3 de junio. En todo el país, distintas organizaciones y miles de personas independientes ya están convocándose para salir a la calle ese día.
Las mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda llamamos a hacer grande estas movilizaciones, a salir a la calle en cada punto del país para exigir:
¡Ni una menos! Basta de femicidios. Basta de impunidad. El gobierno es responsable de la situación de las mujeres.
Inmediata declaración de la emergencia nacional en violencia de género. Presupuesto para la ley de prevención de violencia y creación de refugios y centros de atención de mujeres víctimas de violencia.
¡Ni una menos por abortos clandestinos! Las muertes por abortos son femicidios. Aprobación inmediata de la Ley de Interrupción Voluntarias de los Embarazos.
¡Justicia por Karina Abregú! Cárcel para el femicida Albornoz.
15hs Entre Ríos y Belgrano
17hs Pza. Congreso (y todas las plazas del país)
Mujeres de Izquierda Socialista - Frente de Izquierda