La Casa que Abraza: Las ferroviarias contra las violencias de género
Conversamos con Malena Lenta, psicóloga y coordinadora técnica de La Casa que Abraza, sobre la experiencia de este espacio innovador construido por las trabajadoras ferroviarias en el marco de su lucha contra la discriminación laboral y la violencia machista, desde la combativa seccional de Haedo del Ferrocarril Sarmiento.
- Abrimos el espacio en abril de 2017 como un centro de atención a trabajadoras ferroviarias y sus familiares directos que atraviesan situaciones de violencia de género. Hacemos asesoramiento y acompañamiento de situaciones y tenemos atención psicológica y patrocinio legal gratuito. Desde el comienzo, también organizamos talleres de problematización de las violencias de género con los propios trabajadores en sus lugares de trabajo, organizamos charlas y talleres abiertos a la comunidad ferroviaria sobre temas como relaciones tóxicas, sexualidad, cuidado de los hijos, derecho al aborto, prevención de la trata, etcétera. Hoy conformamos un equipo técnico con dos psicólogas y una abogada y un grupo de más de treinta trabajadoras que organizan todas las actividades, todas ellas activistas en el ferrocarril, muchas delegadas y directivas de la seccional ferroviaria Gran Buenos Aires Oeste.
¿Cómo surgió La Casa que Abraza?
- Es una gran conquista de las trabajadoras del ferrocarril Sarmiento, muchas de ellas participantes de la organización “Mujer Bonita es la que Lucha”, entre las que hay referentes como Stella Mirabelli, la primera guarda; Mónica Antonini, organizadora de las jóvenes en la pelea por ser maquinistas y, desde ya, Mónica Schlotthauer, delegada ferroviaria y hoy diputada provincial de Izquierda Socialista en el FIT. En un espacio sindical antiburocrático y combativo esta experiencia se fue abriendo lugar luego de años de dar una gran pelea para que las mujeres accedan a todas las categorías, por la igualdad laboral. En el marco del #NiUnaMenos, ellas se organizaron solidariamente para acompañar a trabajadoras que vivían situaciones de violencia y que no recibían ningún tipo de respuesta gubernamental. Junto con la movilización para reclamar justicia, se organizaron para exigir el cumplimiento de la ley 26.485, de erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres, y reclamaron la creación de centros de atención psicológica y legal para mujeres en las localidades por donde pasa el ferrocarril. Tocaron todas las puertas, hasta las del Consejo Nacional de las Mujeres y su presidenta, Fabiana Túñez -quien solo se sacó una foto-, hizo promesas y nunca más volvió. Armaron un proyecto y hasta una capacitación donde 65 trabajadoras se formaron como promotoras en prevención de las violencias de género en un curso que organizamos junto con ellas desde el Observatorio de Salud Mental Comunitaria de la Facultad de Psicología de la UBA en 2016.
De todas las actividades que hacen, una de las más novedosas son los talleres en los lugares de trabajo. ¿Qué nos podés decir de esas actividades?
- El ferrocarril es un espacio históricamente masculino y donde los varones, aún hoy, son la amplia mayoría. Crear espacios de diálogo y problematización sobre las violencias de género naturalizadas en la casa, el trabajo, en la calle y demás lugares, es fundamental para la prevención de las violencias. Hasta el momento hemos realizado media docena con grupos de entre veinte y cincuenta trabajadores, incluso en el turno noche. La recepción de La Casa que Abraza es muy buena y la participación de los trabajadores es muy comprometida, aun cuando tocamos temas que afectan los estereotipos de género, discutimos sobre las modalidades de la violencia machista y pensamos sobre los problemas que se dan en el trabajo. Recién estamos empezando, pero el ejercicio de democracia sindical que hay en el ferrocarril nos ayuda a que el diálogo sea franco y muy productivo, y que más varones se sumen a la pelea por el #NiUnaMenos que encabezan las compañeras. Hoy tenemos el desafío de llevar nuestra experiencia al Encuentro Nacional de Mujeres de Chaco, garantizar la continuidad de La Casa en 2017 y ampliar la atención a más sectores, mientras peleamos para que el gobierno se haga cargo poniendo presupuesto para la ley 26.485 y por la emergencia nacional en violencia de género.