Corrientes: niña violada obligada a parir
Escribe Mercedes Trimarchi, diputada provincial Izquierda Socialista/FIT y candidata a vicegobernadora por Buenos Aires
Otra vez, un editorial de La Nación fomenta que las niñas se conviertan en madres. Con el título “Bienvenida la adopción prenatal” el diario festeja la decisión de la jueza correntina Marta Legarreta quien le negó a una niña violada de 17 años por su padrastro la posibilidad de abortar que había solicitado. Lo confuso del titular hizo que muchas personas se preguntaran si es posible la adopción pre natal en nuestro país. Claramente no. La adopción prenatal no existe en Argentina porque tal como lo dice el Código Civil la persona por nacer no es titular de derechos y la adopción únicamente se otorga respecto de personas nacidas vivas.
Lo que hizo la jueza fue entregar a la niña a la guarda de una pareja que estaba en el listado de adopción para que inmediatamente naciera el bebé se lo llevaran y que la niña no tenga contacto con el mismo. Esto lo hizo según lo que ella interpretó que era la voluntad de la niña. Pero nada más alejado de la realidad; la niña (quien ya tiene una hija producto de la violación sistemática de su padrastro) fue a solicitar un aborto que le negaron, a pesar de que existe una ley desde el año 1921, en los casos en los que el embarazo es producto de una violación. Es repudiable el accionar de Legarreta y también el rol de los profesionales que persuadieron a la niña vulnerándole todos sus derechos.
Recordemos que Corrientes es una de las provincias que fue declarada “ProVida” en 2011 bajo el gobierno del radical Colombi, como lo fue Tucumán con el peronista Manzur. Es también una de las provincias que no adhiere al protocolo ILE, es decir que si una mujer quiere acceder al aborto legal, tiene que sí o si pasar por la justicia. También es una provincia con los peores índices de embarazo adolescente: por día nacen diez bebés de niñas entre 13 y 19 años. Y cada tres días una niña de entre 10 y 14 años se convierte en madre. Esta cruel realidad a la que nos someten los gobiernos en alianzas con las iglesias, es inadmisible. Necesitamos imperiosamente que se legalice el aborto, que se aplique la educación sexual integral en todos los niveles educativos y que se haga efectiva la separación de la iglesia del estado.