8M: Una jornada de lucha internacional de las mujeres
El 8M se viene preparando como una gran jornada de lucha en más de 200 ciudades del mundo. Según el grado de organización de las mujeres en cada ciudad, este denominado Paro Internacional de Mujeres se desarrollará con movilizaciones, actos, asambleas en los lugares de trabajo y estudio, ceses de actividades e, incluso, paro total de 24 horas. Es que, aun con desigualdades por lugar, el llamado a esta segunda jornada mundial de lucha de las mujeres señala que esta nueva oleada de movilización sigue viva en todo el globo.
Así lo atestigua el protagonismo de las mujeres en prácticamente todas las luchas que se dieron en el mundo en 2017 contra los gobiernos capitalistas ajustadores, contra los intentos globales de aplicar las reformas laborales para flexibilizar aun más nuestras condiciones laborales como en Francia, Argentina o Brasil, contra la guerra imperialista en medioriente y, desde ya, por nuestras reivindicaciones específicas como mujeres.
A un año de la asunción de Donald Trump, en Estados Unidos las mujeres también volvieron a salir a la calle en repudio, no solo del gobierno misógino y racista, sino también hambreador -que está liquidando los restos de la seguridad social- e imperialista que impulsa las masacres actuales de los pueblos palestinos y sirios.
Desde que el #NiUnaMenos argentino de 2015 logró eco en la lucha contra los femicidios en todo el mundo, multitudinarias fueron las movilizaciones para terminar con la violencia machista en México, Perú, Chile o el Estado Español. En Brasil también se ha salido a las calles contra las violaciones que alcanzan a una mujer cada 17 minutos y contra la lesbotransbifobia. Incluso en países como la India, las mujeres han comenzado a manifestarse contra las violaciones colectivas de las que salen sin compañía de varones a la calle, en Irán cobró fuerza la pelea que las mujeres puedan decidir cómo vestirse (con o sin yihad) y en Arabia Saudita las mujeres consiguieron este año un derecho tan mínimo como poder manejar. En Turquía y Rusia, las mujeres resisten los intentos de sus gobiernos en avanzar sobre sus derechos conquistados en torno al divorcio y a la protección estatal frente a la violencia doméstica.
En Chile y Bolivia, 2017 significó un año de avances en materia de derecho al aborto ya que lograron que se habilitaran nuevas causales, mientras que en Polonia las mujeres siguen en pie de lucha ante el gobierno de Andrzej Duda quien ha vuelto a insistir con eliminar este derecho. Y la jornada del #GritoGlobalporelAbortoLegal realizada en más de 50 países el pasado 29 de septiembre, señaló que la pelea sigue viva en muchos países del mundo.
Pero también el 2017 fue el año del #MeToo (yo también), el movimiento que comenzó en Estados Unidos entre las actrices de Hollywood a hacer visible las diferentes situaciones de violencia sexual que vivimos las mujeres. Y a pesar de que haya iniciado por un sector de mujeres con poderío económico y facilidad para acceder a los medios de comunicación, el movimiento tornó visibles las violencias sexuales que nos ocurren diariamente en nuestros trabajos, lugares de estudios y demás instituciones y sobre los cuales cada vez nos callamos menos. A su vez, necesitamos organizarnos para que las mujeres más precarizadas, las trabajadoras con contratos basura, las migrantes y las más pobres, podamos hablar sin miedo a perder el trabajo o sufrir amenazas.
Con la fuerza de todas estas luchas y por todas las batallas que tendemos que enfrentar, este segundo Paro Mundial de Mujeres, tiene que ser una gran jornada de lucha. En memoria de las 54 niñas asesinadas calcinadas el 8 de marzo de 2017 en un orfanato en Guatemala mientras reclamaban por sus derechos, desde Isadora, llamamos organizarnos de manera independiente de los gobiernos de turno y de las variantes patronales y patriarcales que quieren reducir la lucha de las mujeres al camino de las urnas o de lo “viable” en este sistema. Al mismo tiempo, impulsemos la más amplia unidad para construir un gran paro internacionalista, antipatriarcal y anticapitalista para conquistar nuestra emancipación en todo el mundo.