Ferroviarias por sus derechos
Después de las privatizaciones que devastaron el sistema ferroviario argentino en la década menemista de 1990, pocas mujeres quedaron trabajando en los restos de los ferrocarriles del país. Sin embargo, al calor de las luchas contra la precarización laboral y contra la burocracia sindical de Pedraza, (que seguía desmantelando los trenes con sus socio empresarios), los militantes combativos de la lista Bordó lograron el ingreso de muchas mujeres a las líneas.
No obstante, al igual que ocurre en la mayoría de los ámbitos laborales, las mujeres ocupan los cargos de menor jerarquía y peor pagos. Como señala la delegada Mónica Schlotthauer del ferrocarril Sarmiento “las mujeres sólo estamos en el área de limpieza (7° categoría), en evasión (6°) y boletería (4°). Recientemente también hemos logrado que ingresen compañeras a banderilleras. El gobierno, después de lo de Once, había prometido 900 puestos de trabajo nuevos, pero hasta ahora solo entraron 200. Y logramos que 60 de esos puestos sean compañeras que ingresaron como banderilleras. Sin embargo, el resto de las especialidades, particularmente las más altas, nos están prácticamente vedadas”. Por eso, una de las principales campañas de las mujeres de la lista Bordó es la del cupo femenino en todas las especialidades. Lo que las ferroviarias reclaman es “capacitación por un lado, para poder acceder a esos puestos. Y la recategorización de las compañeras. En todas las categorías hay tareas que podemos llevar adelante. A veces hay muchos prejuicios, tanto de compañeros como de compañeras. Y creo que eso se está empezando a romper”, explicó Mónica.