Los dos corruptos de la “década ganada” fueron finalmente detenidos tras años de protección judicial a pesar de las incuestionables evidencias. Se los acusa de lavado de dinero y corrupción.

Escribe: Antonio Farés

De nada les sirvieron los aviones privados, los autos y motos de lujo, los enormes campos y mansiones, ni tampoco los yates. En la misma semana se ordenó la detención del empresario Lázaro Báez y del ex funcionario K Ricardo Jaime. Enormes sectores de la población festejan con todo derecho que estos corruptos y ladrones estén tras las rejas. No es para menos.

El caso Jaime era ya un escándalo. Está condenado por la muerte de las 52 víctimas de Once, se declaró culpable de recibir dádivas y la investigación por la compra millonaria de chatarra ferroviaria con 170% de sobreprecio ya lleva 11 años sin resultados. Pero seguía en libertad. En su declaración Jaime señaló que “cumplía órdenes de Néstor y Cristina”. Esas “órdenes” tan bien ejecutadas profundizaron el descalabro ferroviario, causando decenas de muertes evitables.

Lázaro es la expresión cabal del “empresario K”, enriquecido exponencialmente con los negociados y los sobreprecios en la obra pública durante la gestión kirchnerista. Obras que se cobraron incluso sin que se terminaran. Báez, en apenas 12 años, pasó de ser un simple empleado del banco de Santa Cruz a convertirse en uno de los hombres más ricos del país y el mayor terrateniente de la Patagonia. Son escandalosas las escenas donde cuentan millones de dólares y euros en una financiera junto con el resto de los detalles de la investigación que lo vinculan al patrimonio de la ex familia presidencial. Por eso es un gran logro que estos dos ladrones estén presos.

Expropiarles hasta el último peso

Cuando la justicia llega tarde, no es justicia dice el refrán popular. Toda esa plata que se robaron estos delincuentes se puede medir en escuelas, hospitales y caminos que nunca se construyeron. Se puede ver en el hambre de los jubilados que cobran miserias. Por eso el reclamo de cárcel a los corruptos va de la mano con la exigencia de que devuelvan todo lo que se robaron. Que se les embarguen y expropien todas sus propiedades. Sin depositar ninguna confianza en la justicia.

Los jueces se van reacomodando al color del poder. Nadie puede creer que el mismo juez que durante años cajoneó estas investigaciones de un día para el otro se volvió Robin Hood. Se alinean con el nuevo gobierno posando falsamente de “independientes”. También les preocupa la bronca creciente ante tanta impunidad. Podrían terminar enjuiciados ellos como le sucede al nefasto Oyarbide. Recordemos por ejemplo el caso de las coimas en el Senado durante la presidencia de De la Rua, incluyendo el arrepentido que describió la operación con lujo de detalles. ¡No hay nadie preso!

Los tránsfugas como Jaime y Lázaro Báez deben ir a cárcel común y devolver lo robado. Para evitar que esto se repita gobierno tras gobierno hay que reestatizar todo el sistema ferroviario bajo control de sus trabajadores y usuarios. Los que advirtieron estas compras fraudulentas desde el primer día. Y terminar con las empresas privadas en la obra pública, esa “patria contratista” que vino desangrando al estado por décadas con la complicidad de todos los gobiernos. En el caso de la firma Austral Construcciones de Lázaro, debe ser estatizada y pasar a funcionar bajo control de sus trabajadores, hoy en la calle y con salarios adeudados.

De Vido y Kicillof premiados por el macrismo

Macri y sus voceros aprovechan el revés judicial de los ex funcionarios y testaferros K para mostrar que “el cambio” llegó a la justicia. Pero lejos de buscar condenas a los corruptos de la gestión anterior, acuerdan con ellos lugares de privilegio en la cámara de Diputados. A Julio De Vido lo premiaron con la presidencia de la comisión de Energía. Justo en el momento en que la justicia lo imputa por su responsabilidad en la Masacre de Once. Y a Kicillof, imputado en otra causa judicial como titular de la comisión de Economía.

El ministro de Energía de Macri, Aranguren dijo sobre los nombramientos “No lo veo como un problema sino como una oportunidad”.

¿Hay “justicia independiente”?

Escribe: Antonio Farés

Muchos se preguntan qué pasó con la justicia argentina que de pronto se “despertaron” los jueces y empezaron a detener e imputar a algunos empresarios y funcionarios corruptos. ¿Hay una “justicia independiente” con Macri? Para nada. Lo que hay es un reacomodamiento de los jueces ante el poder de turno.

Una muestra de que sigue la manipulación de la justicia es lo que pasó con el juez Oyarbide, experto en alinearse con los gobiernos de turno. Fue menemista, duhaldista y kirchnerista. En la “década ganada” cerró en forma exprés causas que complicaban a Néstor y Cristina Kirchner y al impresentable Amado Boudou. Ahora acorralado por un inminente juicio político Oyarbide presentó la renuncia y el ministro de Justicia de Macri, Germán Garavano, anticipó que se la aceptará, lo que suspendería el proceso de enjuiciamiento. Hasta la propia Elisa Carrió puso el grito en el cielo diciendo: “Esto se llama impunidad”.

Recordemos cuando Macri en sus primeros decretos nombró a dedo dos jueces de la Corte Suprema. Y las denuncias públicas, incluso de sectores de Cambiemos, por el rol del actual presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, como lobbista del gobierno en los ámbitos judiciales. A tal punto que hay versiones diciendo que habría que “blanquear” los servicios de Angelici nombrándolo como asesor de Macri.

Mientras sigan estos manejos a dedo de la justicia por parte de los gobiernos patronales seguirán los fallos a favor de los poderosos y la impunidad. Por eso proponemos que los jueces se elijan por el voto popular, tengan cargos revocables, ganen como una directora de escuela y se implemente el juicio por jurado.