Fuego en la Patagonia

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Escribe: Rodolfo Sánchez (Bariloche) y Agustín Gigli (Esquel)

En la memoria de los argentinos está la frívola imagen de María Julia Alsogaray posando con tapados de piel de animales. En enero de 1996, durante su gestión como Secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de Menem, ocurrió el mayor desastre forestal en cercanías de Bariloche y en Chubut. Además de 20 mil hectáreas en cenizas, el desastre dejaba a la luz la corrupción, el desinterés oficial en el tema, la desinteligencia de los organismos del estado, la falta de personal, de equipos y fundamentalmente de aviones hidrantes.

La región es única, se trata de los bosques andinopatagónicos, con especies de árboles únicos que se extienden desde Tierra del Fuego a Neuquén, uno de los tesoros del planeta. A casi 20 años, la historia se repite en Cholila, Lago Puelo, El Bolsón y Bariloche. El desastre natural ya es superior al de hace años. Hoy hay más de 30 mil hectáreas dañadas. Además de los bosques afectados quemados, el fuego también mata al ganado, aves, huemules y pudús. Estos últimos en peligro de extinción. Según los especialistas, la recuperación del daño sobre los bosques nativos demorará por lo menos 100 años.

Los veranos en la Patagonia son extremadamente secos y se sabe del peligro que se corre y de la necesidad de contar con medios para combatir los incendios. El origen de éstos suele ser intencional o accidental, siendo extremadamente raro el caso de incendios de origen natural, como podría ser por causa de un rayo. La intencionalidad suele estar asociada a la utilización del bosque como recurso para obtener leña, abrir campos al uso ganadero, provocar la aparición de hongos (morillas) y hasta como venganza entre vecinos. Entre los accidentales se suelen computar fogones mal apagados y cigarrillos tirados sin apagar.

El pasado enero, tras el control del incendio entre Villa La Angostura y Bariloche, ATE, con los Combatientes del Fuego, denunciaban graves falencias estructurales por parte del estado. Entre ellas, poco personal destinado a la tarea además de estar precarizados, lentitud en la renovación de contratos, carencia de verdaderos aviones hidrantes en el territorio nacional, desfinanciamiento de la Ley de Bosques y falta de planes y obras permanentes, como la disminución de material combustible durante la temporada baja de incendios (momento en que se dan de baja los contratos). La respuesta del gobierno fue judicializar el paro y acusar a los trabajadores de “abandono de tareas”. A los reclamos de los Combatientes se suma un reclamo histórico de los bomberos voluntarios de Río Negro, que el gobierno provincial les pague una ART.

Aníbal Fernández fue personalmente a Chubut y desplazó al jefe del Plan Nacional del Manejo del Fuego tratando de desvincular la responsabilidad del gobierno nacional. La realidad es que en 2012 Cristina anunció que se contaría con 26 aviones hidrantes y apenas hay 6 aviones fumigadores reformados operando en la región.

Los incendios en la Patagonia, al igual que la terrible masacre de Once o las recientes inundaciones en Córdoba, van dejando en la superficie daños irreparables al pueblo trabajador por parte de la voracidad del capitalismo y la falta real de compromiso político en políticas de prevención, combate al fuego y recuperación de áreas afectadas por parte del gobierno nacional de Cristina Kirchner, los provinciales de Buzzi y Weretilneck y el de intendencias kirchneristas como la de Bariloche y El Bolsón.