Rosario I

En 19 de octubre brindé testimonio en los tribunales federales de Rosario como ex alumna de la emblemática escuela Constancio C. Vigil (“La Vigil”) de Rosario. La Vigil fue una experiencia casi única de educación popular y cultural en Latinoamérica. Funcionó hasta el 25 de febrero de 1977, intervenida por la dictadura, vaciada y saqueada, con quema de libros, persecución y desaparición de 8 miembros de su comisión directiva y una maestra de primaria.

Su biblioteca tenía 80.000 volúmenes, 21.000 socios y 600 empleados. Escuelas primaria y secundaria; de música, artes y teatro, y una universidad popular. Una mutual, un centro materno infantil y un observatorio astronómico. Contaba con teatro, granja de animales, huerta, gimnasios, cine, pediatras, dentistas, doble escolaridad con comedor y todos los cargos docentes. Escuela privada, aunque gratis para hijos de trabajadores de su barrio, impulsaba un proyecto pedagógico que pretendía ser popular y liberador.
Mi testimonio refleja las vivencias de mi familia, cuya militancia estuvo vinculada a la cooperadora escolar. Hoy debo hacer un paralelo como alumna de esa escuela saqueada de entonces, con las que hoy padecen el mismo abandono político-económico. Mil revoluciones me invadieron al declarar, con la sensación de placer por haber podido dar testimonio para que se haga justicia en otra lucha colectiva más.

Daniela Vergara - Izquierda Socialista Rosario

Rosario II

El lunes 12 de octubre la música perdió a un bajista dedicado y pasional, que disfrutaba de tocar cualquier tema. En el Bar “El Café de la Flor”, la negligencia del gobierno municipal y la voracidad empresaria y del sistema se llevaron a Adrián Rodríguez. Acababa de realizar el octavo tema de su banda “Raras Bestias” cuando una descarga eléctrica terminó con su vida. 45 minutos tardó el servicio de emergencia; la policía más de una hora y media, y la justicia 4 horas (que luego citaría a los testigos vía Facebook).

Una falla técnica fue el causal de la tragedia. Pero el lugar no contaba con las normas de seguridad para afrontar esta situación -el disyuntor estaba desconectado,- pese a tener las habilitaciones municipales a pesar de las varias denuncias hechas en los días previos.

El martes 20 se realizó una marcha de músicos autoconvocados con más de 1.500 personas exigiendo justicia por la muerte de Adrián y condiciones laborales seguras para los trabajadores del arte. Es necesario que todas las bandas se organicen, digamos basta a la precarización y hagamos una gran asamblea y movilización el próximo 12 de noviembre, cuando se cumpla un mes de la muerte. Los codiciosos ven en nuestro entusiasmo nada más que un negocio, y sólo se preocupan por los dividendos.

Lucas Rosario