Kimberly Clark debe continuar produciendo
Los trabajadores resisten el desalojo y demuestran que la fábrica puede producir. Millones consumen sus productos. Por su estatización bajo control obrero.
Escribe Claudio Funes
La ocupación por parte de sus trabajadores de la papelera ubicada en Bernal, propiedad de la multinacional yanqui Kimberly Clark, ya lleva más de dos meses. Enfrentan los 200 despidos a través de un lockout (cierre patronal) de una de las más poderosas multinacionales en el rubro de artículos de higiene, que explota a decena de miles de trabajadores, más de 40.000 en el mundo y es dueña de marcas como Scott, Kleenex, Huggies y Kotex, entre otras. En nuestro país es propietaria además de una planta en Pilar (productos de protección femenina y para adultos) y otra en el parque industrial de San Luis (pañales para niños y adultos). En Bernal se producía papel higiénico, rollos para cocina, papel para faciales, servilletas y papel para pañales, entre otros productos. Todos de uso masivo.
La multinacional se niega al diálogo y quiere liquidar el conflicto. Hoy crecen las posibilidades de desalojo ante el pedido de la fiscal que interviene en la causa abierta por la denuncia de la patronal, que los acusa de usurpación.
Ante esta perspectiva el día viernes 22 de noviembre los trabajadores convocaron a un acto y conferencia de prensa donde delante de los medios y distintas organizaciones sindicales y políticas hicieron una “prueba productiva” demostrando que pueden autogestionar la planta y hacerla producir. Estuvieron presentes los dirigentes Juan Carlos Giordano, Romina del Pla, Néstor Pitrola, Christian Castillo, Jorge Altamira, Marcelo Ramal y distintos dirigentes sociales y sindicales de la zona.
El delegado Patricio Lara manifestó: “Tenemos esperanzas porque las máquinas funcionan y podemos producir. Hoy pusimos en marcha las líneas para demostrar que los trabajadores sabemos y podemos hacerlo, hemos entregado producción a hospitales y comedores porque hay necesidad de insumos de higiene en el Estado, así se podrían salvar los 200 puestos de trabajo”.
Los trabajadores se postulan para hacer producir la planta para lo cual necesitaría una ínfima inversión. Y emplazaron a Alberto Fernández y Axel Kicillof a que se pronuncien por la continuidad de la fuente de trabajo. Por ello mantuvieron una reunión con futuros ministros de los que no obtuvieron respuestas.
Los trabajadores junto con sus familias continúan resistiendo. Están dando una dura pelea realizando distintas actividades, como el papelazo en Plaza de Mayo del 4 de noviembre pasado y ahora con la exigencia al sindicato de llamar a un paro nacional de papeleros.
El cierre de la planta de Bernal es parte de un plan de ajuste global de la mutinacional. En 2018 la empresa decidió cerrar o vender todas las unidades productivas en el mundo que generan retornos bajos y que no representan en total más de 1% de los ingresos. Mientras los obreros y sus familias padecen, los especuladores de la bolsa celebran: las acciones de la compañía crecieron en el primer semestre un 13% por arriba del promedio del 10% del resto de las empresas del sector. A esta voracidad por el dinero se suma el hecho de intentar deshacerse de los delegados combativos que vienen conquistando mejores condiciones de trabajo y más salario.
Desde Izquierda Socialista nos venimos solidarizando con este conflicto desde el inicio y nos seguiremos poniendo a disposición del mismo. La solución de fondo pasa por la estatización de la planta poniéndola a funcionar bajo control obrero.