¿A quién le sirve el soterramiento del Sarmiento?
Después de 10 años y siete anuncios, Macri dio inicio a esta obra. Durará cinco años y tendrá una inversión de 11.000 millones de dólares. Un proyecto faraónico al servicio de las multinacionales que no solucionará los problemas del usuario, ni tampoco servirá para recuperar el sistema ferroviario en beneficio del pueblo trabajador.
Escribe Claudio Funes
El presidente Macri ya asignó, por decreto, los primeros 45.000 millones de pesos para comenzar el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Será un túnel de 18 kilómetros de longitud, a veintidós metros de profundidad, que unirá Castelar y Caballito con dos vías. En este tramo será un subterráneo. Las obras fueron adjudicadas a la Unión Transitoria de Empresas (UTE) conformada por Comsa (España), Odebrecht (Brasil), Ghella (Italia) e Iecsa (Argentina).
Macri anuncia esta gigantesca obra como una solución definitiva para los miles de trabajadores que hoy utilizan el Sarmiento. Muchos pensarán que por fin van a viajar seguros, más rápido y con mejores frecuencias, pero nada de eso va a ocurrir.
El túnel, al tener solo dos vías, impedirá que corran trenes rápidos y semirápidos, como ocurre en el Sarmiento donde existen tramos con tres y cuatro vías. Además, al no existir vías de escape, ¿qué pasara cuando una formación tenga un desperfecto? Inevitablemente se suspenderá el servicio. Respecto a la frecuencia, nos prometen que pasaría de 10 a 6 minutos, cuando antes que circularan los trenes chinos de Randazzo las frecuencias oscilaban entre 4 y 7 minutos con rápidos y semirrápidos en horario pico. La seguridad, fundamental para evitar masacres como la de Once, no la garantiza el hecho de transitar por un túnel sino el sistema de frenado automático de trenes (como poseen los subtes) que hasta el día de hoy el ministro de Transporte Dietrich no ha hecho instalar en la línea. Para peor, los trenes chinos tal cual hoy funcionan no sirven para circular por un túnel, ya que la electricidad la toman de un tercer riel y en los túneles se toma de la parte superior como en los subtes.
El tema de la anulación de los pasos a nivel, anunciada como otro gran logro de esta gigantesca obra, se solucionaría de otra forma más sencilla: construyendo cruces a distinto nivel (por arriba o por debajo de las vías), un recurso mucho más barato. El soterramiento también impedirá que corran los trenes de larga distancia y los de carga, que hoy llegan a Once y a su conexión con el puerto. También se perderán las conexiones existentes con las líneas Roca, San Martín y Mitre.
Macri, siguiendo a Menem y al kirchnerismo, pone su grano de arena en el desguace del ferrocarril como sistema y herramienta integradora del territorio y la economía nacional. El soterramiento es innecesario: no es la solución para los usuarios ni sirve para recuperar el sistema ferroviario. Con mucho menos plata se puede lograr que el Sarmiento tenga un servicio rápido y seguro. Y con la fabulosa suma que se invertirá (cerca de 11.000 millones de dólares) se podrían poner en funcionamiento 18.000 kilómetros de vías, un tercio del total de la red, permitiendo reestablecer servicios que reactivarían y conectarían economías regionales a través de un sistema ferroviario integrado, abaratando los costos de transporte de carga y brindando al pasajero un viaje seguro y barato. Llevando adelante esta propuesta, se crearían 100.000 puestos de trabajo ferroviario con convenio, no los 2.000 directos, flexibilizados y por el término de la duración de la obra que propone Macri con el soterramiento. Estas denuncias y propuestas son las que se vienen levantando desde el cuerpo de delegados de la Bordó hace años.
Usted se preguntará, por qué entonces semejante túnel. La respuesta es simple: no es una obra para mejorar la vida del usuario del ferrocarril ni de la población en general, sino para que ganen las multinacionales como la del empresario Marcelo Odebrecht, condenado a 19 años de prisión por corrupción en Brasil, y para seguir enriqueciendo a la familia Macri a través de Iecsa, de Angelo Calcaterra, primo del presidente. También subyacen a este proyecto multimillonarios emprendimientos inmobiliarios en tierras de las playas ferroviarias Caballito y Liniers.
La única salida posible para tener un ferrocarril integrado, extendido, seguro, moderno y económico es que sea reestatizado y administrado por sus trabajadores, los únicos que realmente lo pondrán al servicio del pueblo trabajador, no del gran capital.