¡Ni un peso al Club de París!
Mientras el dólar blue "vuela" y las reservas siguen cayendo, el gobierno de Cristina sigue pagando y prometiendo pagar aún más la deuda externa. Ahora llegó el turno del Club de París.
Por José Castillo
El año económico empezó "caliente". El dólar blue no da respiro y ya toca los 12 pesos. Mientras el gobierno, silenciosamente, también sigue devaluado el "oficial". En tanto las reservas del Banco Central perforaron el piso de los 30.000 millones de dólares y siguen para abajo.
El Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se sinceró: "las reservas estarían en 73.000 millones de dólares si no fuera por los pagos de deuda de estos últimos años". Es verdad: el principal "agujero" por donde se escapan nuestras reservas no es "el turismo", ni "las compras on-line al exterior". Son los miles de millones de dólares que salen constantemente para alimentar los vencimientos de deuda externa, como los 43.000 millones de dólares reconocidos por el funcionario K. Pero Capitanich se olvidó de decir algo: que esos pagos no permitieron que "nos desendeudáramos", como sostiene el gobierno. Por el contrario: pagamos cada día más, y debemos cada día más. Encima, el gobierno de Cristina sobreactúa, buscando el favor de la "comunidad financiera internacional" y así genera más endeudamiento.
Tal el caso del cupón PBI: el gobierno argentino dibujó un crecimiento del año 2013 del 5,1%. Como en el primer canje de deuda de Kirchner-Lavagna se había acordado que si se crecía más del 3,2% los acreedores cobrarían algo llamado "cupón PBI", todo termina en que tendremos que pagar a fines de este año, 3.500 millones de dólares más. ¡Lindo negocio!
Y ahora el ministro de Economía Axel Kicillof desempolvó un antiguo anhelo de los pulpos imperialistas: regularizar los pagos con el llamado Club de París. Se trata de una deuda "vieja" (tanto que viene en sus orígenes de la época de la dictadura) con varios países imperialistas, que se agrupan para cobrar en el mencionado "Club". Son casi 10.000 millones de dólares (entre capital e intereses), siendo los países acreedores principales Alemania (30%), Japón (25%), Holanda (9%), Italia y España (8% cada uno) y Estados Unidos (7%). O sea, se trata de plata que, de abonarse, iría directamente a manos de los gobiernos de estos países imperialistas.
Todas las negociaciones están teñidas del ya famoso doble discurso del gobierno: "no pagaremos con reservas", cuando el decreto que habilita las negociaciones (del año 2008, dicho sea de paso, firmado por el entonces Jefe de Gabinete Sergio Massa), habla explícitamente del pago con reservas; o que "no aceptaremos monitoreo del FMI" (cuando se negocia a pasos agigantados para que se "regularicen" las relaciones con el organismo, lo que incluye un monitoreo anual obligatorio). Lo concreto: el gobierno argentino se prepara, de lograr negociaciones "exitosas", para pagar con reservas alrededor de 2.500 millones de dólares (en un plazo de 18 meses) y para abonar el resto con un nuevo "bono" (léase más endeudamiento), prolijamente monitoreado por el FMI. Todo con el objetivo de que se le abran al país "los mercados financieros internacionales", o sea la posibilidad de endeudarse más aún como en los años 90. Por eso aplaudieron a rabiar el conjunto del empresariado, empezando por Héctor Méndez (UIA), Carlos de la Vega (Cámara de Comercio) y la Cámara de la Construcción, entre otros, al igual que el apoyo entusiasta que recibe por la negociación de Guillermo
Nielsen, el viejo "negociador" de la deuda externa argentina de los tiempos de la Alianza primero y Lavagna después.
Hace años que el kirchnerismo viene vendiéndonos que "nos liberamos del FMI", tenemos "independencia económica" y "no pagaremos un peso más a los fondos buitres". Con una velocidad inusitada, todas esas mentiras se van develando. Los gobiernos kirchneristas, los que más pagaron en efectivo en concepto de deuda externa, van camino a terminar su ciclo dejando a la Argentina más endeudada que nunca. Y su actual propuesta es la misma que la de los gobiernos anteriores: pagar, "renegociar", y seguir pagando.
No hay que pagar ni un peso al Club de París. Una medida elemental para evitar que la riqueza de los argentinos que generan los trabajadores y el pueblo siga saliendo como un colador rumbo a las manos de los pulpos imperialistas. De la misma forma decimos que no hay salida para los trabajadores y el pueblo si no dejamos de una vez por todas de pagar toda esta deuda externa ilegítima, inmoral e impagable, y volcar estos recursos para trabajo, salario, jubilaciones, educación, salud y vivienda.