Hay que seguir rodeando de solidaridad esta gran lucha para que triunfe, como lo estamos haciendo desde el Encuentro Sindical Combativo.

Escribe: Pablo “Maza” Bernat • Congresal sindicato Químico y Petroquímico

Montañas de gomas, ramas y un acampe con decenas de trabajadores es el escenario que se vive hoy en Calsa, la fábrica alimenticia que dejó a 60 familias en la calle, sólo por reclamar la reincorporación de tres despedidos. El paisaje de camiones que iban y venían y la entrada y salida de gente fueron reemplazados por portones bloqueados, una planta desolada y un acampe donde se reúnen todos los días los trabajadores que deberían estar adentro. Pero están afuera, en huelga, peleando para volver a trabajar. Porque dijeron basta y defendieron a tres compañeros despedidos, que hoy son 60. Y luego de un mes, esta multinacional insiste en dejarlos en la calle.

La última oferta de Calsa, en acuerdo con el Ministerio de Trabajo, fue reincorporar a 40 de los 60 despedidos, dejando a 20 con licencia y 3 de ellos con causa penal por agresión. Inteligentemente, los trabajadores rechazaron la oferta, ya que sería aceptar 20 despidos y reafirmaron seguir hasta que entren todos. El gremio (STIA), que mantiene las negociaciones, presentó una carta al Ministerio rechazando la conciliación por ilegal y se espera la respuesta este jueves 5 de junio. Por otro lado, la empresa viene intentando organizar a los que no están de acuerdo con el paro. Los hizo firmar un petitorio dirigido al sindicato pidiendo una votación por urna para volver a trabajar, y denunciaron a los compañeros que están parando, ya que, según dicen, es un grupo minoritario el que mantiene la huelga. A pesar de ser un grupo pequeño, este sector le viene haciendo el juego a la patronal, que especula con que crezca y así poder quebrar la huelga. Rápidamente los trabajadores respondieron firmando una planilla de apoyo a la huelga con el triple de firmas.

Luego de un mes en el que los trabajadores han demostrado una gran fortaleza, realizando festivales, cortando calles, trabajando el fondo de huelga, y sobre todo aguantando unidos, es normal que se debata sobre si hay algún atajo o solución rápida. La lucha de Gestamp generó un debate. La conciliación obligatoria con todos adentro lograda luego de que 9 trabajadores despedidos, sin el apoyo del gremio y la fábrica produciendo, decidieran colgarse del puente grúa dentro de la planta, fue un impacto. Pero sería equivocado pensar que lo que allí sucedió va a funcionar en todos lados. Más ahora que se revocó dicha conciliación. Desde Izquierda Socialista venimos sosteniendo que la mejor forma de ganar esta pelea es que siga fuerte el paro, manteniendo el apoyo mayoritario a la huelga. Y trabajar sobre los que tienen dudas de seguir, por problemas económicos u otros. Por eso es fundamental seguir con la solidaridad y el fondo de huelga. Si no hay para comer, pagar cuentas o comprar remedios, es imposible seguir parando. Es en ese sentido que sería bueno que el gremio (STIA), que viene aportando dinero a los compañeros, convoque a un plenario de delegados de Capital y provincia de Buenos Aires para apoyar el conflicto de Calsa. Ahí podrían apelar a una mayor cantidad de dinero para los trabajadores y convocar a todas las comisiones internas y cuerpos de delegados a apoyar el conflicto, junto a todas las familias trabajadoras de la alimentación. Ya que a un mes de huelga, se necesita más apoyo que nunca. Desde estas páginas, convocamos a todas las organizaciones y a los trabajadores a apoyar la lucha de Calsa hasta que triunfe.