¡Ni una muerte más!: Chiara, otra joven en la larga lista de femicidios
A diario se suman nuevos nombres a la larga lista de femicidios. El gobierno nacional no se pronuncia ni acciona. Las mujeres salen a las calles para frenar este genocidio de mujeres.
Escribe: Malena Zetnik
Chara Páez tenía 14 años. Vivía en el pueblo de Rufino, Santa Fe. Su familia la buscaba desesperadamente desde el domingo 10 de mayo. Finalmente la encontraron al día siguiente enterrada en el patio de la casa de su novio. Estaba embarazada de pocas semanas y, tras sufrir fuertes golpes, fue enterrada malherida. En este momento se encuentran detenidos su novio de 16 años y varios familiares suyos, quienes lo habrían ayudado a ocultar el cuerpo.
Esta triste historia de horror, lamentablemente, no es un hecho extraño o novedoso. Se suma a la larga lista de mujeres asesinadas en los últimos meses: a la maestra Marta Lanzetti de San Francisco asesinada por su pareja frente a sus alumnos de jardín de infantes; Daiana García, de 19 años, muerta mientras buscaba trabajo; la peluquera Teresa Quiroga de 65 años, apuñalada en Esteban Echeverría; la joven médica Agustina Salinas matada por su ex novio en Puerto Madero; Romina Ríos, violada y asesinada por su primo en La Rioja, entre tantas otras historias que se despliegan en la geografía del país.
En todos los casos se trata de femicidios, es decir, el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres. Son crímenes de odio que revelan la violencia patriarcal y machista que irrumpe cuando las mujeres simplemente dicen “no”, se resisten a ser propiedad del mundo masculino. En su mayoría, los asesinos son varones: parejas, ex parejas, familiares y conocidos de las víctimas.
Los femicidas no son locos ni enfermos, son hijos sanos de un régimen patriarcal que reacciona brutalmente cuando las mujeres ponen límites. Estos crímenes intentan ser disciplinadoras de todas las mujeres porque no son simples asesinatos. En más del 30 por ciento de los casos, las mujeres ya habían realizado varias denuncias por violencia de género y no fueron escuchadas. Más del 20 por ciento de los femicidas son parte de las fuerzas de seguridad. Y las comisarías, las fiscalías y los juzgados mayormente re victimizan a las mujeres que piden ayuda. Esto demuestra la participación necesaria de las instituciones del estado en esta situación.
Frente a esta realidad inocultable, el gobierno de Cristina Fernández solo ha implementado medidas cosméticas. En 2009, se sancionó la ley 26.485 de erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres. Pero desde ese momento nunca ha tenido presupuesto real para su cumplimiento. Los 8 millones de pesos que se le otorgaron en el Presupuesto 2015 no alcanzan para nada. Ni para invertir en capacitación para los funcionarios públicos que atienden a las mujeres en situación de violencia, ni para poner en pie un verdadero observatorio de violencia de género que permitan ver la real gravedad de la situación -no solo la punta del iceberg, como lo son los casos que se conocen solo por los medios-. Mucho menos alcanza para abrir refugios para las mujeres en peligro de muerte, ni centros de atención psicológica y acompañamiento judicial.
El gobierno nacional y los gobiernos provinciales solo le proponen a las mujeres una línea de teléfono (144) que recibe denuncias -solo en algunos horarios y en algunos puntos del país-, pero sin recursos para actuar directamente ante situaciones de gravedad. Lo mismo ocurre con la entrega de botones antipánico: son las mujeres las que viven encerradas y aterradas mientras que los golpeadores y femicidas deambulan libremente. Y cuando solicitan ayuda, el estado siempre llega tarde.
Las mujeres no miramos para el costado. Desde hace tiempo, distintas organizaciones sociales, feministas y organizaciones políticas como las mujeres de Izquierda Socialista en el FIT, venimos denunciando esta situación. Exigimos la inmediata declaración de la emergencia nacional en violencia de género para que se garantice presupuesto para la ley de prevención de violencia. Y salimos a la calle a denunciar cada femicidio, cada acto de violencia machista como el intento del asesinato de Karina, quien sobrevivió de los golpes y a la incineración de su pareja Javier Albornoz y lucha por justicia. Muchas organizaciones y personalidades han convocado para el miércoles 3 de junio a marchar de Congreso a Plaza de Mayo. Llamamos a concurrir.
El femicidio en números
En Argentina hay un femicidio cada 30 horas. Tiene el triste record de encabezar la tabla de femicidios de Sudamérica y el quinto lugar en Latinoamérica. La oscura nómina está encabezada por México (cinco femicidios por día), le siguen Guatemala, Costa Rica y República Dominicana, según datos de La Casa del Encuentro, 2014.
En 2009 se sancionó la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Desde esa fecha a la actualidad, se cometieron al menos 1810 femicidios.
En 2014 se asesinaron a 277 mujeres y en lo que va de 2015, al menos 12 mujeres fueron asesinadas por el solo hecho de serlo.
Solo en la provincia de Buenos Aires, en 2014, se realizaron 166.865 denuncias por violencia contra las mujeres. En los dos primeros meses de este año, se cuentan 30.745. Es decir, en los últimos 26 meses hubo un promedio diario de 408 denuncias por violencia de género solo en esa provincia.