Se cumple un mes con las plantas cerradas. Toda la cadena de producción está paralizada y pueblos enteros sin poder trabajar. Esta quincena aún no pagaron el sueldo. La situación es crítica.

En Cresta Roja trabajan más de 4000 personas (entre sus dos plantas, los molinos y el sector de granja) y 1000 más lo hacen en forma indirecta. Tiene el 13% del mercado interno de pollos, y viene batiendo records de producción, además de recibir jugosos subsidios. Si bien se habla de una supuesta deuda por parte del gobierno, cada vez suena más fuerte que el objetivo de los due- ños es despedir al 30% de los trabajadores, junto con reducirles un 12% de sus salarios. Ya el año pasado el entonces gobernador Scioli intervino la empresa, pero luego de perder el balotaje dejó a los trabajadores librados a su suerte. Por su parte, la actual gobernadora María Eugenia Vidal, tampoco está dando ninguna solución y sigue sin recibir a los trabajadores.

Durante la campaña electoral, Cristina y Macri mostraron en qué están cien por ciento de acuerdo: en darle la espalda a los trabajadores y dejar que pasen los despidos. Para eso no hay “patria o buitres”, ni “grieta”, ni nada. Pero los trabajadores están firmes y no bajan los brazos.

Organizados en asambleas, vienen realizando distintos cortes de calle y marchas por iniciativa propia, casi sin apoyo del sindicato. El gremio de la Alimentación recomienda esperar, mientras se acaba la plata y no prepara para una pelea larga, generando expectativas en que se solucione rápido. No hubo medias de fuerza de ningún tipo y solo aconseja “hacer changas”, mientras crece la bronca.

Desde Izquierda Socialista estamos a disposición de los compañeros. Es imprescindible que se destrabe esta situación. El sindicato debe garantizar que estas familias puedan tener un plato de comida ya y no queden expuestas a aceptar cualquier cosa por necesidad. Es necesario que el conflicto esté rodeado de solidaridad. Si la empresa no les paga en 48 horas a los trabajadores, se la debe estatizar y ponerla a funcionar bajo control y gestión de ellos. De esta manera se podrían utilizar los 400 mil pollos que se faenan por día para combatir el hambre y la pobreza en el país. Eso daría solución a las 5 mil familias que están en la calle y a millones que pasan hambre.

Corresponsal