Con Macri sigue la inflación y crecen los despidos
A un mes del gobierno de Macri ya está claro cuál es el balance: están ganando los grandes empresarios, multinacionales y banqueros, y perdiendo los trabajadores y el pueblo. Desde hace semanas la mayoría de la población estuvo pendiente de los entretelones por la fuga ligada al narcotráfico (generando una crisis política en el gobierno que, papelones de por medio, tuvo al borde de la renuncia a la ministra Bullrich), mostrando que el sistema político, policial y judicial está copado por mafias, en todas las provincias y con vínculos con el narco de todos los partidos patronales. Pero esto no hizo perder de vista las medidas concretas que vinieron tomando Macri y sus funcionarios en beneficio de los de arriba y en perjuicio del pueblo trabajador.
A decretazo limpio, declaraciones de “emergencia” y asentado en la tradicional culpa a la “herencia recibida”, Macri como era de esperar y lo vaticinamos, está profundizando el ajuste que ya venía con el kirchnerismo. El mismo que hubiera aplicado Scioli en caso de ganar ya que los dos candidatos, como lo dijimos en la campaña electoral, preparaban un nuevo ataque a los trabajadores.
Las dos principales medidas económicas del nuevo gobierno fueron, por un lado, la importante devaluación que llevó el dólar a $14 generando una estampida de los precios de los alimentos y productos básicos, e importantes ganancias a los sectores sojeros (Grobocopatel) y exportadores, (como Cargill, Nidera y Dreyfuss). Y por otro, la eliminación de las retenciones a las grandes patronales del campo, generándoles un crecimiento del 100% en sus ingresos, que también se extendió a la megaminería (cobre, níquel, aluminio, plomo, zinc y estaño).
Otras de las ganadoras con este gobierno son las empresas privatizadas que, sin invertir un peso en todos estos años y ser beneficiadas con fuertes subsidios, fueron salvadas por el ministro Aranguren ante los cortes de luz diciendo que son “víctimas” de la política anterior. Las mismas que ahora van a contar con la plata del tarifazo que se apresta a descargar el gobierno en las boletas de luz, gas y agua en Capital y Buenos Aires, con subas que serán de hasta el 300%, significando otra rebaja en los ingresos populares. Y si hay que señalar a un beneficiario especial, el galardón se lo llevan los usureros internacionales, a través de los pagos puntuales de la deuda externa, la nueva emisión de deuda para “levantar el cepo” que va a tener que pagar el pueblo y de las graves consecuencias que traerá la desesperada voluntad de pago a los fondos buitre, con quienes empezaron las negociaciones para pagarles, se dice, entre 8 y 20.000 millones de dólares según distintas estimaciones.
El gran perdedor es entonces el pueblo trabajador. ¡Macri le sacó impuestos por decreto a la oligarquía pero la promesa de reducir Ganancias del salario pasó para marzo! Mientras la inflación ha pegado un salto escandaloso, de noviembre a enero fue del 12%. Este gobierno que supuestamente “iba a combatir la inflación”, ni siquiera mantuvo los “precios cuidados” de Kicillof en los 500 productos acordados, bajándolos a 300. Encima los aprobó con nuevos aumentos y sin obligar a los monopolios formadores de precios a retrotraer las subas a noviembre, cuando empezó la estampida, donde estos chupasangres ya calculaban los precios de los alimentos a un dólar a 15 pesos. El petróleo llegó a su caída histórica de 30 dólares el barril, pero YPF aumentó la nafta un 6%. ¿Dónde está el cambio?
La batería de medidas del “equipo” de Macri implica un gran robo al bolsillo popular. Y como buen gobierno patronal, Cambiemos ni siquiera se digna a disponer de algún bono o suma de emergencia para paliar el enorme costo de vida. Es más, Macri está desconociendo la real inflación -al mejor estilo Cristina- para intentar fijar techos salariales del 20 al 25% cuando la inflación este año rondará el 40% (como lo dice la propia consultora del ministro Rogelio Frigerio).
Pero donde más claramente se ve el rol antiobrero y reaccionario de Macri y Cambiemos, es en la ola de despidos que está llevando a cabo bajo el verso de los “ñoquis” o “trabajadores militantes”. Aprovechando el repudio popular al accionar de La Cámpora, a sus sueldazos y al manejo clientelar de las designaciones K en el estado, está llevando a cabo cesantías de miles de trabajadores. El mismo Macri que habla de “diálogo”, primero despidió (hasta discapacitados y embarazadas) y luego dijo que los podía “revisar”. Un pretexto para despedir a miles de trabajadores. Si quería echar atrás el lastre kirchnerista, debía empezar por pasar a planta permanente a las decenas de miles de trabajadores precarizados y contratados que hay en el estado. Estos despidos son un “ejemplo” para que las patronales privadas hagan lo mismo. Ya se contabilizan 10.000 despidos en ese sector, se anuncian miles en la industria petrolera, la Uocra en Santa Cruz sufre las cesantías de Lázaro Báez, hay despidos en trabajadores ceramistas, trabajadores de prensa, entre otros.
Si alguien creía que esto iba a ser enfrentado por los dirigentes sindicales de las CGT, o que se iba a una “resistencia”, como prometía el peronismo kichnerista, se equivocó. Moyano y Caló siguen de vacaciones sin mover un dedo contra los despidos o por el salario. La CGT Moyano sacó un documento con algunas críticas al gobierno, pero no llama a ninguna medida. Y el kirchnerismo, ahora en la oposición, es un claro cómplice del ajuste. Los economistas de Scioli (tanto Bein como Blejer), ya se pronunciaron a favor.
Scioli y los K pidieron el voto “contra la derecha”, pero están dejado solos a los trabajadores contra el actual ajuste macrista. No só lo eso, aprovechan la volada para aplicarlo donde gobiernan, en las intendencias y provincias K. En Santa Cruz, Alicia Kirchner despidió unos mil empleados estatales, quienes tuvieron que tomar dependencias para obligarla a una negociación. Pichetto avaló en el Senado los dos mil despidos de la vice Michetti. Máximo Kirchner, desde sus mansiones en el sur, habla de una “dictadura”, y sectores kirchneristas marcharon en repudio al “despido” del periodista Víctor Hugo Morales diciendo que no hay libertad de expresión, pero no mueven un dedo para enfrentar el ajuste. El kirchnerismo le acaba de votar el presupuesto de endeudamiento y ajuste a Vidal en la provincia de Buenos Aires (ver recuadro). Y le dejan las manos libres para que el corrupto Lázaro Báez despida a sus trabajadores.
Todos tratan de garantizar “la gobernabilidad”, siendo cómplices de que la crisis la paguen los trabajadores y demás sectores populares. Lo mismo hace Massa, reuniéndose con los ex kirchneristas Urtubey y Bossio para delinear el futuro del PJ, mientras apoya todas las medidas de Cambiemos. Un pacto social de hecho que ha dejado a los trabajadores librados al azar, los cuales, como siempre, tienen que apelar a su organización, coordinación y lucha para salir a enfrentar este ataque antiobrero (que viene con represión, como se hizo con los trabajadores de Cresta Roja y estatales de la Plata, y más criminalización, como con la detención de Milagro Sala).
Esta resistencia y repudio desde abajo, con marchas y movilizaciones, es lo que está logrando revertir en parte algunos despidos, no por los representantes del ex gobierno “nacional y popular” o la burocracia sindical. Mostrando que se puede hacer retroceder el ajuste.
Macri quiere vender que estas medidas son las únicas posibles ante el caos heredado. Que con este ajuste van a venir capitales, se va a generar empleo y así resolver los graves problemas estructurales. ¡Una gran mentira!
Con la eliminación de las retenciones al campo se decía que los grandes productores iban a poner los dólares, pero no lo están haciendo. El gobierno promete inversiones extranjeras, cuando sigue la crisis económica mundial y hay recesión en muchos lugares, donde los capitales no van a la producción y al trabajo, sino a la especulación y a las bolsas. Y si vienen capitales, será para un mayor saqueo, entrega del patrimonio nacional y rebajas salariales, que es lo que les está garantizando Macri, con la complicidad del kirchnerismo y el resto de la oposición patronal.
Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda plantea en primer lugar, que hay que unificar las luchas contra el ajuste y coordinarlas. Repudiar el pacto de la burocracia sindical (tanto oficial como “opositora”) y a la vez exigir a las CGT que tomen medidas de lucha, junto a las CTA. Por un plan de lucha nacional para que se prohíban los despidos por ley, como lo ha propuesto el Frente de Izquierda en el Congreso y en las legislaturas desde hace años. Por un bono salarial de emergencia (siguiendo el ejemplo de los trabajadores aceiteros que lograron una cifra extra de $15.600). Por salarios igual a la canasta familiar (que ya ronda los 20.000 pesos) indexados mensualmente. Para que se termine ya con el impuesto al salario y enfrentar el tarifazo que se viene.
Segundo, pelear por un plan alternativo obrero y popular. Un gobierno de los trabajadores y de la izquierda impondría medidas de fondo para poner la economía del país al servicio de las urgentes necesidades populares. Suspendiendo los pagos de la deuda externa, volcando esos fondos a salario, trabajo, escuelas, hospitales y viviendas. Imponiendo impuestos progresivos a las multinacionales, banqueros, patronales del campo, renta financiera y megaminería. Reestatizando todas las empresas privatizadas para recuperar el patrimonio nacional. Nacionalizando la banca y el comercio exterior, para retomar el control de las reservas del Banco Central, los dólares y la riqueza nacional.
Para esta salida de fondo es que llamamos a seguir fortaleciendo a Izquierda Socialista y de esa forma al Frente de Izquierda, una alternativa política opuesta al PRO y a Cambiemos y a todas las variantes del peronismo.
El kirchnerismo aprueba el ajuste de Vidal: ¿Y la “resistencia”?
Se aprobó finalmente el presupuesto de la provincia de Buenos Aires. Prevé un endeudamiento de 60.000 millones de pesos, más impuestos al pueblo y no fija pauta salarial para los trabajadores del estado. Esto en medio de los despidos en La Plata, con represión incluida.
El nuevo presupuesto contó con el aval de los diputados de Massa-Solá y de Margarita Stolbizer (¿la “oposición” dónde quedó?). Pero la nota se la llevó el bloque de diputados del Frente para la Victoria encabezado por el camporista José Ottavis. Si bien se dividió para la tribuna dejando libertad para que algunos votaran en contra, el grueso del kirchnerismo bonaerense le dio los votos suficientes a Vidal para que se aprobara el presupuesto del ajuste y endeudamiento.
“Fue un voto de gobernabilidad, no de apoyo a un gobierno”, dijo el diputado K “Chino” Navarro. “Tenemos que trabajar juntos” con Vidal, agregó el intendente kirchnerista de San Martín, Katopodis. ¿Una muestra del manual de la “resistencia K” al ajuste macrista?