Escribe: Antonio Farés

La línea aérea rosarina presentó la quiebra luego de que el ministro de Transporte del gobierno de Macri, Guillermo Dietrich, y la titular de Aerolíneas Argentinas (AA), Isela Constantini, rescindieran un acuerdo que tenían ambas aerolíneas. Se cancelaron todos los vuelos y se enviaron 220 telegramas de despido. Desde entonces los trabajadores acampan frente a los mostradores de Aeroparque, Rosario y otros aeropuertos del país. Piden mantener sus puestos de trabajo.

Desde Izquierda Socialista hemos acompañado a los trabajadores en los acampes de Buenos Aires y Rosario. Una delegación del cuerpo de delegados del ferrocarril Sarmiento se acercó a brindar la solidaridad y ponerse a disposición de las acciones que se decidan.

La empresa Sol cubría con una flota de 7 aviones pequeños (de entre 35 y 50 asientos) rutas aéreas de cabotaje poco rentables para las grandes aerolíneas que operan en el país (LAN, Austral y AA). Había entrado en crisis tras estrellarse uno de sus aviones en 2011 en Río Negro, con 22 víctimas fatales. Fue entonces “rescatada” por el gobierno kirchnerista con “créditos del bicentenario” para comprar aviones que finalmente nunca compró, tal cual lo denunciaron los gremios APLA (pilotos) y APTA (técnicos). Luego sobrevivió gracias al convenio para funcionar como empresa subsidiaria de AA que le aseguraba la ganancia a los dueños de Sol. Otra vez la fiesta de los subsidios K para las patronales y al momento de pagar la cuenta, se la endosan a los trabajadores.

La lucha de los trabajadores ha obligado a una negociación con el gobierno y la patronal por la continuidad de los puestos de trabajo. Llamamos a rodear de solidaridad esta lucha y que no quede ni un solo trabajador en la calle.