Pedofilia en la Iglesia Católica: “En primera plana”

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La reciente película ganadora del premio Oscar “Spotlight” narra la historia real de una unidad de investigación del diario Boston Globe, que permitió sacar a la luz un sinnúmero de casos de abusos sexuales a niños y niños por parte de curas de la Iglesia CatólicaLa reciente película ganadora del premio Oscar “Spotlight” (en nuestro país, “En primera plana”), dirigida por Thomas MacCarthy, no es una película más entre las ganadoras del frívolo galardón estadounidense. Narra la historia real de una unidad de investigación del diario Boston Globe, que permitió sacar a la luz un sinnúmero de casos de abusos sexuales a niños y niños en Boston, Massachusetts, por parte de curas de la Iglesia Católica que eran, a su vez, protegidos por los sectores más altos de la curia, incluyendo al Vaticano.

El escándalo en el que se halló, en 2001, a más de 80 sacerdotes culpables de más de 1300 casos de abusos, continua hasta la actualidad con impunidad y privilegios para sus máximos responsables protegidos en Roma y presenta ecos internacionales. Casos similares de abusos sexuales, maltratos y venta de niños y niñas ya habían salido a la luz en países como Irlanda y, en Argentina, la propia lista de nombres de sacerdotes pedófilos que aparecían al final de la película incluyó a siete curas argentinos: Julio César Grassi, condenado en 2013 a 15 años de prisión por el abuso de niños de la fundación que él dirigía y quien sigue siendo sacerdote. Justo José Ilarraz, procesado en 2015 por el abuso de más de 50 estudiantes de un seminario en Paraná ocurridos entre 1985 y 1993 y quien está libre. Rubén Pardo, denunciado por la violación de un joven de 14 años en Quilmes. Como el cura murió, el Obispado indemnizó a la víctima. También está el caso de Mario Napoleón Sasso, condenado en 2007 a 17 años de prisión por el abuso de 5 niñas de 7 a 14 años en Pilar, pero goza de salidas transitorias. Héctor Pared, condenado a 24 años de prisión por abusos sexuales a chicos del Hogar Hermano Francisco de Quilmes en 2003. Tras su fallecimiento por SIDA, las víctimas tuvieron que ser analizadas para saber si se habían contagiado ya que la enfermedad fue ocultada por la Iglesia y el sistema penitenciario. Alessandro De Rossi, es un cura italiano que fue detenido en 2014 por el abuso de un niño en Salta, pero ya contaba con denuncias previas en 2010 por abuso sexual agravado a un número indeterminado de víctimas. Hoy se encuentra en Italia y el país se niega a extraditarlo para que sea juzgado. Finalmente, está el caso de Fernando Enrique Picciochi, ex miembro de la Congregación de Hermanos Marianistas, condenado a 12 años de prisión por abuso de alumnos del colegio Marianista y quien hoy está en libertad por el beneficio del 2 x 1.

A estos 7 casos se les suman al menos otros 43 de curas denunciados en el país en los últimos 20 años. Quedando claro que no se trata de un problema individual de algunos sacerdotes, sino que los actos de pedofilia y violencia hacia niños y niñas,

fundamentalmente de sectores populares e indefensos, son parte de un sistema conocido, legitimado y promovido por la Iglesia Católica de conjunto, cuya doble moral promociona el celibato de los párrocos y la abstinencia sexual de la feligresía, mientras usa y abusa sistemáticamente de niños, niñas y mujeres.

Frente a estas casusas exigimos castigo para los curas pedófilos. Basta de impunidad y protección del Papa Francisco a la pedofilia. Basta de financiamiento estatal para la Iglesia Católica. Separación inmediata de la iglesia del estado.

M.Z.

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