El discurso pseudo feminista de Michelle
Escribe: Malena Zetnik
La visita de Obama incluyó un encuentro en el barrio de Barracas entre la primera dama norteamericana -Michelle LeVaughn-, la primera dama argentina -Juliana Awada- y jóvenes mujeres estudiantes de escuelas públicas y privadas, promocionado por todos los medios de comunicación.
En los 30 minutos que duró la conferencia de prensa, Juliana Awada hizo un triste papel de presentadora en el que reivindicó su rol de “mujer decorativa”, mote otorgado por los medios de comunicación y declaró ser ferviente admiradora de Michelle Obama. Por su parte, la primera dama norteamericana, demostró estar un poco más aggiornada con las problemáticas de las mujeres y refirió a aspectos relevantes de la situación de las mujeres en Argentina: mencionó a los femicidios y al movimiento por el “ni una menos”. Pero no dijo ni una sola palabra sobre las muertes por la ilegalidad del aborto (derecho conquistado en su propio país hace varias décadas), ni de las redes de trata de la que son parte empresarios y gobiernos de todo el mundo, inclu- yendo a EE.UU.
Como parte de su retórica pseudofeminista, reconoció el problema de la cosificación del cuerpo de las mujeres y contó con horror como 62 millones de niñas y jóvenes no van a la escuela en Medio Oriente y son obligadas a casarse con hombres mayores. Sin embargo, calló acerca de las niñas que son violadas por los marines norteamericanos en Afganistán o Haití, masacradas por sus bombas en Siria o lapidadas por los fascistas del ISIS. Si estos datos estuvieron fuera de su discurso, es porque ella es una cara más del imperialismo. No defiende a las niñas que no pueden estudiar, lo usa para justificar la intervención de su ejército en todos los países del mundo.
En su discurso, emotivamente, se refirió a su infancia donde menciona que fue discriminada por ser mujer y pobre. Sin embargo, omitió decir que también lo fue por ser negra, en un país donde, en la actualidad las personas de piel negra son apaleadas y detenidas arbitrariamente en la calle, pese a tener un presidente afroamericano.
Apelando al mito del sueño americano, llamó a las jóvenes a seguir estudiando para ser líderes, pero líderes de empresas. Dijo que Cristina, Michetti y Vidal son los ejemplos a seguir. Claramente ellas no son nuestros modelos. Son mujeres, pero forman parte de los gobiernos a quienes las trabajadoras combatimos. En cambio, nuestras referentes son otras: las miles de luchadoras que fueron asesinadas por la última dictadura militar y por las que marchamos el pasado 24 de marzo. Las trabajadoras docentes que en provincias como Santiago del Estero y otras están en pie de lucha reclamando un salario digno y las miles y miles de trabajadoras anónimas que día a día cumplen con una doble jornada de trabajo pero siguen adelante. Por eso nosotras seguimos luchando por un mundo sin opresión ni explotación.