Crisis política en Túnez: Depusieron al gobierno
El gobierno del Primer Ministro Habib Essid fue depuesto por el Parlamento el 30 de julio. A 5 años de la revolución popular de 2011 que derribó a la dictadura de Ben Alí iniciando el proceso de revolución árabe, continúa la inestabilidad política y la crisis social en ese país del norte de Africa.
A continuación reproducimos extracto de una nota de Görkem Duru, dirigente del Partido de la Democracia Obrera, sección de la UIT-CI de Turquía.
“Habib Essid, representaba una coalición de gobierno formada por los dos partidos políticos tunecinos mayoritarios: Nida Tunus (alianza que incluye a sostenedores del viejo régimen) y En-Nahda (el partido tunecino de los Hermanos Musulmanes).
La demanda de trabajo, pan y libertad que hizo que las masas salieran a la calle en 2011 en Túnez, fue el resultado de la ruina creada por políticas neoliberales. Esto continuó luego del triunfo de la revolución. La capacidad de compra de la clase media bajó en un 40 % desde el 2011, mientras que el desempleo en cifras oficiales ha subido al 15,3 %, y entre los jóvenes ronda el 30-35 %. Esta es la causa de la crisis actual.
Aprovechando los cuatro ataques perpetrados por ISIS los partidos burgueses han implantado un estado de emergencia que reprime toda manifestación por derechos democráticos y sociales. Mientras tanto, las privatizaciones se siguen realizando y se está discute una ley para decretar una amnistía económica, que beneficiaría a los corruptos capitalistas del viejo régimen.
El plan del presidente Beji Caid Essebsi implica mantener a Nida Tunus y En-Nahda como componentes fundamentales del futuro gobierno y otros partidos y la UGTT (central obrera) podrían ser sumados al gobierno.
Si la UGTT, la institución con más influencia en la historia reciente de Túnez, se transforma en parte del gobierno, lo legitimará y buscará controlar a la clase obrera y el pueblo. También puede darse el escenario contrario. Desde 2011, los burócratas sindicales se han posicionado en favor de conciliar con los gobiernos y fueron incapaces de responder a las expectativas de las masas de una transformación social y económica. También es cierto que una burocracia que pierde el control de su base se desdibuja como tal y pierde su poder. Lo que se presenta aquí bajo el nombre de “unidad nacional” es nada más que la consolidación del capital y no hará nada para mejorar las condiciones de vida de la gente.
Por otro lado, la clase trabajadora tunecina y la juventud continúan la lucha por sus derechos democráticos, económicos y sociales. Pero cada lucha es encarada sectorialmente y en soledad. La clase trabajadora deberá comprender que el sistema capitalista nunca trabajará para su beneficio. Y que sólo con independencia de clase y unidad las masas tunecinas podrán tener la iniciativa de nuevo en sus manos.”