El fallo de la Corte sobre el tarifazo tiene varias lecturas. La primera es que fue un duro revés político para el gobierno.

Macri quería aplicar el aumentazo en el gas del 400% retroactivo a febrero y ahora tiene que llamar a audiencias públicas y postergarlo para más adelante. También quería que no se debata el precio del gas en boca de pozo (con el aumento fallido las gasíferas se iban a quedar con 2.800 millones de dólares, con el argumento oficial de que las tarifas estaban al valor de una pizza), cosa que el fallo no convalidó.

El otro golpe es que se vendría casi seguro otro freno judicial al tarifazo en la luz.

Tan fuerte fue el revés que un funcionario de gobierno se lamentó de no poder apelar a un fusible para descomprimir la situación, como por ejemplo que renuncie Aranguren. Porque, se sinceró, quien encabeza la política del aumentazo es el propio presidente Mauricio Macri.

El fallo de la Corte, entonces, es un triunfo de las distintas movilizaciones y la bronca popular que se expresó en varios cacerolazos, marchas en los barrios, movilizaciones en las provincias, presentaciones judiciales y de amparos, entre otras manifestaciones. Dicho de otra forma, el freno momentáneo del tarifazo se logró por el masivo repudio popular contra uno de los ejes centrales del ajuste del gobierno nacional, no porque haya ahora una “justicia independiente” (ver columna).

La otra lectura del fallo es que fue “salomónico”. Un llamado de atención al gobierno pero sin provocarle ningún “agujero fiscal” ni cuestionarle “su facultad” de fijar las tarifas. Es un fallo que apostó a la “gobernabilidad”, según fuentes judiciales. Es decir, sacar al gobierno del berenjenal en que se había metido y, por otra parte, darle la posibilidad de que “corrija” el tropiezo sin provocarle el costo de 80.000 millones de pesos del que se hablaba. Cosa que Macri, como buen gobierno patronal y empresarial, ya empezó a hacer: subsidió a las empresas gasíferas con $11.500 millones en los servicios de electricidad y gas, entre ellas Panamerican Energy, que ganó 1.000 millones de dólares el año pasado.

A su vez, se espera una lluvia de juicios de empresas a quienes se les mantendrá el aumento del gas. Y de clubes de barrio, centros culturales, comedores comunitarios, empresas recuperadas, universidades y cooperativas. Es decir, el gobierno logró generar bronca por abajo de millones de afectados y también se le desacomodó la tropa por arriba, de patronales pro gobierno como la UIA, que dicen van a aprovechar el fallo para reclamar que no se les apliquen las subas.

El tarifazo no ha sido anulado. El gobierno ha quedado golpeado pero va a insistir después de las audiencias. Pero ya nada será como antes. Cada round que se gana deja al ganador en mejores condiciones para seguir la pelea que el perdedor.

Esto tiene que ser aprovechado por el conjunto de los trabajadores para impulsar la pelea por el salario. Si se pudo frenar el tarifazo aunque sea por unos meses, enfrentando al gobierno y a los gobernadores del peronismo y del Frente para la Victoria, el de Santa Fe y tantos otros… ¡esto demuestra que se podría frenar el ajuste nacional si se unifican las luchas y la bronca popular!

El gobierno se sigue negando a reabrir las paritarias, alegando que la inflación será menor. Asegura que en la próxima medición los precios aumentarán menos por la no aplicación del tarifazo, para seguir diciendo que los salarios y jubilaciones se mantengan a la baja. ¡Pero la canasta familiar ya está en $20.000 en Capital! Y el que subió fue el desempleo, del 6,6% al 9,3%.

Los docentes paran nacionalmente este miércoles, y del 31 de agosto al 2 de septiembre está convocada la marcha federal por la CTAYasky (ver páginas centrales). Si los dirigentes sindicales quisieran torcerle el brazo al ajuste de Macri, aprovecharían el revés y el repudio popular que frenó el tarifazo para unificar las luchas en un paro general y en un plan de lucha nacional. Pero no es eso lo que hacen.

La CGT, en medio de su crisis, hizo su congreso de “reunificación” aclarando por boca de sus principales dirigentes que para nada van a convocar a una medida nacional. Están dejando solos a los docentes de varias provincias, judiciales y profesionales de la salud bonaerense y al conjunto del movimiento obrero que necesita enfrentar la inflación con la reapertura de las paritarias y un aumento de emergencia.

Llamamos a apoyar a los docentes en lucha y al resto de los trabajadores que pelean, como los del Ingenio Tabacal de Salta que cortan las rutas reclamando por salario y contra los despidos.

Denunciamos la tregua que mantiene la “nueva” CGT con el gobierno. Y llamamos a hacer asambleas, reuniones de activistas y plenarios de delegados reclamando un paro general y plan de lucha de la CGT y las CTA.