Triunvirato de la CGT: Una “nueva” conducción que no sirve para enfrentar el ajuste
La nueva conducción integrada por Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento y titular de la Confederación del Transporte), Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de servicio) asume para renovar la tregua con el gobierno de Macri descartando un paro general.
Escribe: Martín Fú
Este lunes se llevó a cabo la postergada “reunificación” de la CGT en el Estadio de Obras Sanitarias. Los dirigentes venían diciendo que había que esperar este momento para la “unificación del movimiento obrero” y que a partir de allí, vendrían las “mejoras” para los trabajadores. Pero a pesar de la espera no hubo “unificación” de todos (decenas de gremios no participaron del congreso), ni mucho menos anuncios de alguna medida de lucha. Lo que se mostró es que la CGT está atravesada por la crisis de la burocracia sindical, con su división en distintas alas.
El nuevo triunvirato, con la venia de Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo, representa el acuerdo mayoritario al que se llegó. Schmid fue el elegido por el moyanismo, y Daer y Acuña (diputados del Frente Renovador de Sergio Massa) contaron con el visto bueno de Caló y Barrionuevo.
Afuera de las nuevas autoridades quedó el dirigente de la Bancaria, Sergio Palazzo, referente de la Corriente Federal, quien se reunió con Cristina Kirchner días atrás y hasta el último momento dio pelea por un lugar en el triunvirato o para ingresar como cuarto secretario general, pero solo le ofrecieron otros puestos que rechazó, pese a lo cual se mantiene dentro de la CGT.
Entre los sectores que no son parte de la reunificación está el del “Momo” Venegas, de peones rurales, ligado directamente al gobierno de Macri y de Cambiemos, que impugnó el congreso. Y el denominado Movimiento de Acción Sindical Argentino (sector que venía siendo parte de la CGT Caló y responde al PJ más ligado al gobierno), con Omar Viviani (taxistas), Smata y Luz y Fuerza, quienes proponían al directivo de la Unión Ferroviaria, Sergio Sasia como único secretario general.
En el congreso se mostraron sectores burocráticos que representan a diferentes intereses patronales y a las disputas que se dan al calor del reacomodamiento y el rearmado del PJ ante el gobierno de Macri.
¿Y el paro general?
Los tres principales dirigentes fueron claros, de paro general ni hablar. Schmid dijo: “si mañana convocamos a un paro, al otro día estaremos igual. Hay que replantear la estrategia” (La Nación, 23/8). En la misma línea lo hizo Daer: “No se trata de que nos impongan una medida de fuerza. Hay que hacer recapacitar al gobierno” (Idem). Ya antes del congreso había señalado que los primeros pasos de la nueva CGT iban a ser “reunirse con el gobierno, los empresarios y visitar al Papa”. Acuña remató: “hay que ser prudentes con el nuevo gobierno”.
Esta fue la respuesta a la demanda de una medida nacional que necesitamos los trabajadores para enfrentar el ajuste de Macri. La única postura en ese sentido la planteó Palazzo reclamando “un paro nacional de 24 horas” (Clarín, 23/8). Pero Palazzo plantea esa medida después de quedar afuera en la carrera por ser parte de la conducción de la CGT. Ni la Bancaria ni el sector sindical que hizo valer en el congreso de la CGT se ha destacado por el apoyo o la coordinación de las luchas junto a los estatales, docentes y otros sectores.
En conclusión, con la excusa de la reunificación la burocracia sindical en sus distintas expresiones, lo que se está haciendo es darle continuidad a la tregua con el gobierno. Esto no niega que por la presión desde abajo y la profundización del ajuste se pueda ver obligada, en algún momento, a tomar alguna medida de acción.
Hacen falta nuevos dirigentes
Nada bueno se puede esperar de este nuevo triunvirato, ni de los distintos sectores que se reflejaron en el congreso cegetista. Schmid, Acuña y Daer serán los encargados de seguir dándole “oportunidades” al gobierno para que profundice el ajuste. En cambio, es el sindicalismo combativo el que marca el camino, como lo hizo el pasado 9 de agosto con la marcha a Plaza de Mayo encabezada por los ferroviarios del Sarmiento, el Sutna, los Suteba combativos, Ademys y otros sectores, marchando contra el tarifazo, por la reapertura de las paritarias y contra la criminalización de la protesta. Banderas que la CGT debería tomar para llamar a un paro general junto a las dos CTA, pero no lo hace.
Necesitamos otro modelo sindical. Con dirigentes que luchen contra las patronales y el gobierno, y practiquen la democracia sindical. La tarea sigue siendo la de empalmar con los nuevos delegados, internas y activistas combativos que van surgiendo para conformar una nueva dirección del movimiento obrero para la lucha.
Quién es quién en la CGT
Entre la treintena de “nuevos” dirigentes que conforman el comité confederal, su gran mayoría dirigen desde hace más de tres décadas en los sindicatos, y hasta 53 años como Ramón Baldassini de Correos. Otro viejo conocido es Gerardo Martínez, secretario general de la Uocra desde 1990 y quien ocupó varios cargos en el consejo directivo y fue secretario general de la CGT. Sindicalista preferido de Cristina, fue agente de inteligencia durante la dictadura y ahora electo secretario Internacional. Otro infaltable es Armando Cavalieri, quien desde 1986 es secretario general de Comercio, alternando varias veces en el consejo directivo de la CGT y ahora nombrado Secretario Institucional. Cavalieri dio sus primeros pasos de la mano de la dictadura y sobrevivió a todos los gobiernos.
Otros de los “eternos” que ocuparán nuevamente cargos en la central sindical son el ex menemista y criador de caballos, Andrés Rodríguez de UPCN; Omar Maturano de la Fraternidad; Roberto Fernández de UTA; Piumato de Judiciales; Víctor Santa María de trabajadores de edificios y dueño de Página12; Rodolfo Daer de Alimentación, ex secretario general de la CGT durante el menemismo y cómplice de la brutal represión de Kraft en 2009 y Francisco “Barba” Gutiérrez de metalúrgicos, entre otros. Por su parte, Hugo Moyano, como padre preocupado por sus hijos, antes de retirarse le dejó a Pablo (Camioneros) y a Facundo (Peajes) sendas secretarías, la gremial y la de cultura respectivamente.