Se necesitan nuevos dirigentes sindicales: El “Caballo” Suárez detenido
El titular del Sindicato Obrero Marítimos Unidos (SOMU) está tras las rejas luego de que la justicia lo acuse de “jefe y organizador” de una asociación ilícita en perjuicio de sus afiliados. Una historia de aprietes, negocios turbios y muertes.
Escribe Martín Fú
Omar “Caballo” Suárez lleva décadas atornillado al sillón de su sindicato, siempre cercano a los gobiernos de turno y siendo un empresario del sector que debería representar gremialmente. Suárez llego al SOMU de la mano de Carlos “Indio” Castillo, Osvaldo “Paqui” Forese (ex Triple A, laderos de Aníbal Gordon, acusados de crímenes de lesa humanidad) pegando el batacazo cuando desplazó al anterior secretario general, Juan Arce (radical) a través de un golpe tipo comando -con la explosión de una bomba incluida- para ocupar el sindicato. Desde su llegada en 1989 a la conducción del SOMU, “Caballo” no paró de galopar, coqueteando con todos los gobiernos de turno, como los de Menem y Duhalde.
El “Caballo” supo armar en casi tres décadas un conglomerado de empresas. Llegó a poseer un 30% de la naviera Maruba, empresa líder del sector marítimo en los servicios de remolque, transporte de combustibles -especialmente gas- y cereales. Era un “emprendimiento” familiar donde estaban metidos hijastros, amantes, sobrinos y amigos como testaferros o figurando en el directorio de las sociedades.
A través del SOMU manejó empresas dedicadas a la construcción de buques, agencias de viajes, campos, hoteles y una fundación que con el verso de capacitar personal, se hacía con el dinero de las extorsiones que obtenía de las empresas navieras para poder ingresar y operar en los puertos del país. Esto último es lo que le puso un freno a su derrotero delictivo ante el reiterado pedido al gobierno de varias empresas internacionales, principalmente del rubro petrolero y cerealero. Macri mandó a intervenir el gremio y puso a la diputada del PRO, Gladys Gonzáles a normalizarlo, no sin antes intentar cerrar las paritarias a la baja y modificar el convenio colectivo de trabajo, dando una manito a los empresarios mientras iba detrás de Suárez.
Al “Caballo” también lo rodea la muerte. Juan José Coll, ex adjunto del SOMU, murió de un escopetazo. Karina Yerbal, ex secretaria con la que tuvo un hijo, fue fusilada por la espalda. La misma suerte corrió el ex dirigente Alberto Rodríguez. Quizás el punto más alto sea el de su hermano, Antonio Suárez, presidente de la obra social marítima. Se “suicidó” junto a su esposa. Hasta se lo acusó de tramar el asesinato del intendente de Monte Caseros, ciudad natal de “Caballo” donde es propietario de un hotel, que le alquila y sobrefactura sus habitaciones al SOMU.
Uno de los preferidos de Cristina
El prontuario de Suárez de ninguna manera fue limitante para estrechar vínculos con el kirchnerismo, siendo, por el contrario, uno de los elegidos de Cristina. Omar, como solía llamarlo la ex presidenta, supo hacer negocios con ENARSA en el transporte del gas licuado con la venia de Julio De Vido. El Papa Francisco, luego de recibirlo cinco veces en el Vaticano, parece haberle perdonado todos sus pecados.
“Caballo” es otro más de los que se ponen el traje a rayas, junto al bancario Zanola y al responsable de la muerte de nuestro compañero Mariano Ferreyra, José Pedraza , ex titular de la Unión Ferroviaria. Todos en su momento fueron muy cercanos al gobierno kirchnerista, y ocuparon lugares centrales de preferencia en comitivas oficiales y actos de Cristina, y ahora están caídos en desgracia.
Hace falta otro modelo sindical
Suarez es un ejemplo brutal de lo que representa la dirigencia sindical burocrática y traidora. Una dirigencia que da la espalda a los trabajadores, consolidando negociados desde los sindicatos y pactando con las patronales. Suarez es otra arista más de la función que cumple la burocracia sindical en el movimiento obrero, una pesada loza que aplasta cualquier intento de organización y lucha.
Es imperioso barrer con estos empresarios que, disfrazados de sindicalistas, se dedican a hacer negocios a costa de salarios de miseria y pésimas condiciones laborales para sus representados.
Necesitamos otro modelo sindical, con dirigentes combativos que luchen contra las patronales y el gobierno, practicando la democracia sindical. Dirigentes que no sean eternos en los sindicatos, que ganen lo mismo que un trabajador. Un modelo sindical como el de los ferroviarios del Sarmiento y el “Pollo” Sobrero, como los Suteba combativos, con masivas asambleas de base en donde se decide todo por mayoría. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda bregamos por ese sindicalismo, combativo y democrático.