Escribe Miguel Lamas

Se cumplen dos años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, México. Durante la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014, la policía municipal de Iguala (220 kilómetros al sur de la ciudad de México) los persiguió y atacó. En el enfrentamiento resultaron heridos, muertos y desparecidos estudiantes, periodistas y vecinos, con un saldo de al menos 9 personas fallecidas, 43 estudiantes desaparecidos de esa escuela normal rural y 27 heridos.

El aberrante accionar no tiene precedentes, pese a que México es un país donde los asesinatos violentos son cosa de todos los días. Los asesinatos llegan a cerca de 100 mil registrados oficialmente durante la mal llamada Guerra contra el Narco, emprendida por el ex presidente Felipe Calderón y continuada por el actual Enrique Peña Nieto, y hay otras decenas de miles de desapariciones.

En Ayotzinapa quedó claro que hay una alianza entre grupos de asesinos narcos, las instituciones estatales y los principales partidos patronales. El gobernante PRI, la centro izquierda del PRD (Partido de la Revolución Democrática que gobernaba el estado de Guerrero donde se produjeron las desapariciones) y también el disidente López Obrador, que apoyaba al alcalde de Iguala, son los responsables directos. Todos quedaron marcados por su complicidad política con las mafias y su posterior impunidad.

La narco mafia domina el estado de Guerrero, lugar de paso de las cargas de precursores químicos para el procesamiento de drogas provenientes de China y del puerto de Lázaro Cárdenas en Michoacán. Los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, un colegio históricamente combativo, cuestionaron ese narcogobierno. Eso desencadenó la masacre.

La indignación se transformó en movilización de todos los sectores, encabezada por los estudiantes, exigiendo aparición con vida. Hubo incluso movilizaciones internacionales en solidaridad.

En la última semana el investigador oficial del caso Ayotzinapa renunció a su cargo en medio de un escándalo, porque se conoció un video que muestra el ocultamiento de bolsas con restos humanos que serían de las víctimas.

El gobierno mexicano continúa con la represión, particularmente contra el magisterio. Hace unos días culminó un paro indefinido organizado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, iniciado el pasado 15 de mayo, para exigir la derogación de la mal llamada Reforma Educativa, una reforma laboral que pretende cercenar sus principales derechos del magisterio. Y aunque no consiguieron su principal objetivo, en Chiapas al menos, ya que el gobierno ofreció no aplicarla hasta el año 2018. Fueron cuatro largos meses de lucha con manifestaciones que se extendieron a casi todo el país y bloqueos, como el registrado en Nochixtlán, Oaxaca, donde el gobierno desató una feroz represión atacando con armas de fuego a la población desarmada. Allí 11 personas fueron asesinadas por las fuerzas gubernamentales, hecho que concitó el repudio nacional e internacional.

Recientemente repudiamos la visita de Peña Nieto a la Argentina, invitado por Macri. Y ahora participaremos de la movilización organizada por la Asamblea de Méxicanos en Argentina el próximo lunes 26, a las 16 horas, del Obelisco a la Cancillería.

Una vez más nos unimos a la juventud, al magisterio y a los familiares de las víctimas en México que exigen “vivos los queremos”, investigación independiente y castigo a los asesinos, así como desmantelamiento de los órganos represivos contra el pueblo.