Escribe Miguel Lamas

Murió la semana pasada en Tel Aviv, a los 93 años. Las grandes “figuras” mundiales, desde Obama a Putin, le rindieron homenaje, destacándolo como un “luchador por la paz”. ¡Pero aunque recibió el Nobel de la Paz, Peres fue todo lo contrario!

Nacido en Polonia, fue uno de los fundadores del estado de Israel y de su milicia terrorista Haganah, dedicada a exterminar y expulsar palestinos de su territorio, con apoyo imperialista, para fundar un estado enclave, una gran base imperialista en Medio Oriente, que es Israel, en 1948. Años después fue el que negoció el apoyo imperialista para dotar de armas atómicas a Israel.

Fue Primer Ministro y por último presidente de Israel. Por lo tanto, es el directo responsable de las agresiones y bombardeos, ejecuciones extrajudiciales y violación de los derechos humanos que ha sufrido durante décadas el pueblo palestino. Peres ha sido la cabeza pensante del terrorismo de estado en su máxima expresión. Fue quien nombró a Ariel Sharon para que comandara las tropas que invadieron El Líbano, las mismas que posteriormente cometieron la masacre de Sabra y Chatila. Y fue amigo de todos los dictadores genocidas latinoamericanas, desde Pinochet a Videla y Banzer.

¿Por qué le dieron el Nobel? El premio le fue concedido en 1994, compartido con el israelí Isaac Rabin y el palestino Yasser Arafat a raíz de la firma del tratado de Oslo de los “dos estados” con los palestinos, que dejaba a los palestinos el 21% de su territorio original. Sin embargo, este tratado fue un fraude. Israel no respetó siquiera ese territorio (Franja de Gaza y Cisjordania) al que invadió con 300.000 colonos migrantes y bombardeó varias veces masacrando a centenares de palestinos. Incluso Arafat fue cercado durante meses y luego envenenado por los israelíes en el 2004.

Con razón, mientras los poderosos le rindieron homenaje en Israel, los palestinos festejaron.