Tras el masivo acto del FIT

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La cancha de Atlanta, ubicada en el tradicional barrio de Villa Crespo de la Ciudad de Buenos Aires, se llenó el pasado 19 de noviembre.La cancha de Atlanta, ubicada en el tradicional barrio de Villa Crespo de la Ciudad de Buenos Aires, se llenó el pasado 19 de noviembre. Pero esta vez no fue por hinchas de fútbol, sino por la izquierda. Vestida con banderas rojas, la imagen del 19N quedará grabada como el día en que la unidad lograda con el Frente de Izquierda colmó un estadio para plantar una salida obrera y socialista ante el ajuste de Macri y la claudicación de los dirigentes de la CGT.

Más de 20.000 personas se dieron cita en la mayor convocatoria llevada a cabo desde que se conformó el FIT en 2011. Estuvieron presentes quienes vienen encabezando las numerosas luchas que hubo durante el año, docentes, estatales, profesionales de la salud, judiciales, junto a trabajadores de la industria. Fue muy importante la presencia de los ferroviarios de la Bordó, trabajadores del neumático, de la alimentación, la presencia de los choferes de la Línea Este de La Plata que vienen de un triunfo, entre otros.

Hablaron las expresiones más destacadas del sindicalismo combativo. Miles de mujeres coparon Atlanta, quienes vienen siendo parte de los masivos NiUnaMenos y dando pelea por un plan de lucha en los encuentros nacionales de mujeres; los estudiantes que vienen recuperando sus centros para la lucha; vecinos y jóvenes de las barriadas populares, y personalidades y militantes de la izquierda independiente.

El esfuerzo mayor recayó en las delegaciones que vinieron de las provincias. El despliegue militante previo para difundir el acto y preparar la asistencia, se llevó el enorme reconocimiento que garantizó este contundente pronunciamiento de la izquierda.

El acto vino a llenar un vacío que dejó la burocracia sindical peronista con la tregua que viene acordando con los empresarios y el gobierno. Fue un acto de lucha, en apoyo a los reclamos obreros y populares, por su coordinación para que triunfen, donde se reclamó un paro general, el que anunció sin fecha la CGT pero nunca lo llevó a cabo. En vez de un paro, la CGT se lavó la cara participando de una marcha el pasado viernes 18 junto a los movimientos sociales, implorando “que el gobierno nos escuche”, cuando el gobierno sigue descargando un brutal ajuste contra trabajadores, jubilados y demás sectores populares. El bono de $ 1.000 para los abuelos que cobran la mínima o los $250 “extras” para la asignación por hijo, son las pruebas más acabadas de la política antipopular que aplica Macri y la CGT avala. El triunvirato cifra su “lucha” en las roscas parlamentarias con los distintos bloques, sean oficialistas u “opositores”, mientras el robo salarial sigue su curso ante una inflación que no cesa y el anuncio de Macri sobre el cambio a los convenios colectivos de trabajo para seguir quitando conquistas obreras.

Ante semejante complicidad con el ajuste, el acto de Atlanta marcó otro camino, para que se termine la tregua y por un paro general. Y sobre todo, para ir conformando una nueva dirección sindical antiburocrática y combativa para barrer a los dirigentes traidores y dotar a los trabajadores de una nueva conducción de lucha para enfrentar el ajuste de los gobiernos de turno. Es decir, por otro modelo sindical. Esa bandera, bien clara, estuvo presente en Atlanta.

También se planteó la vital importancia de seguir postulando una alternativa política de la unidad de la izquierda como lo estamos haciendo con el FIT, que levante medidas de fondo y se prepare para canalizar el descontento con el gobierno de Macri y las variantes del peronismo con una alternativa de independencia de clase.

El acto marcó un rumbo opuesto, no sólo al ajuste de Macri, sino a la complicidad de la oposición patronal del Frente para la Victoria, Sergio Massa y la centroizquierda. Esto es clave para los luchadores y por lo que se viene. Porque hay que dar las peleas reivindicativas cotidianas unidas a una salida política que plantee los cambios de fondo.

El pacto de la CGT con el gobierno y los empresarios es un pacto político, donde intervienen incluso la Iglesia Católica y la oposición patronal. Ante este pacto hace falta otro, político, de los trabajadores y la izquierda, que luche por cambios de fondo y una alternativa completamente opuesta a los partidos tradicionales.

El ajuste sigue descargando la crisis capitalista sobre los trabajadores e incentivará las luchas y generará nuevas crisis sociales y políticas. La salida a la crisis nunca vendrá de la mano de quienes ya nos gobernaron sino de un gobierno de los trabajadores y la izquierda. Es clave entonces ir construyendo una nueva dirección sindical y política para los trabajadores, junto a la juventud, de las mujeres y demás sectores populares.

Para dar esa pelea estratégica es fundamental la unidad. Izquierda Socialista, a través de sus oradores, planteó en el acto ese camino con claridad. Porque cuando los partidos del FIT se unen junto a los luchadores, se dan avances muy importantes, tanto en el terreno de las luchas, con las listas sindicales contra la burocracia, como en el movimiento estudiantil. Nuestro partido llama a los trabajadores, mujeres y a la juventud a sumarse a sus filas para ello.

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