Educación 2016: Macri contra la escuela pública y los docentes
Se han confirmado las peores previsiones sobre la política educativa del actual gobierno. La profundización de la privatización del sistema educativo, vino acompañada de un fuerte ataque a los docentes y a nuestros derechos laborales. Es necesaria la unidad docente para frenarlos.
Escribe Guillermo Sánchez Porta
En 2015 miles de docentes, hartos de los ajustes a la educación pública y a su salario, y de la corrupción kirchnerista, votaron a Macri y a Cambiemos con expectativas (mayores o menores) de cambios favorables. Lamentablemente, tal como desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda alertamos, Macri vino a profundizar la política de ajuste y privatización, valiéndose del impulso electoral, las expectativas y la confusión inicial, para hacerlo.
Esta semana Argentina fue expulsada de las pruebas internacionales de educación llamadas PISA, un verdadero papelón. ¡El kirchnerismo no sólo manipuló los datos del Indec y de todos los índices económicos, sino que hasta lo hizo con las pruebas PISA! Entregó exámenes previos a diferentes escuelas y sacó de la evaluación a las que tuvieron bajo rendimiento. Todo para ocultar que su nefasta política educativa.
Esto quiere ser utilizado por el macrismo para profundizar su ataque a la educación. A cambio de las pruebas PISA, evaluaciones que siempre denunciamos como una maniobra del Banco Mundial para justificar la privatización del sistema educativo, el gobierno resalta el “Operativo Aprender”, que también es del Banco Mundial y los organismos de política educativa internacionales.
La gran trampa de estas “evaluaciones” es que instalan la “competencia” entre las escuelas privadas y las públicas. En ese marco, el gobierno recorta el presupuesto para las públicas. Por eso la infraestructura escolar se sigue deteriorando a niveles extremos (aulas sin techos, baños rebalsados, paredes electrificadas, sin calefacción, etcétera) los docentes en muchas provincias no cobran en tiempo y forma y los salarios están por debajo de la canasta familiar y hasta por debajo del índice de pobreza. No nombran docentes ni suplentes y miles de niños quedan semanas sin clases. Públicamente el gobierno culpa a los maestros y profesores de esta crisis que él mismo genera en la escuela pública y trata de ganar a la población diciendo que la educación anda mal “por los paros docentes”.
Mientras tanto, crecen los subsidios a la escuela privada y estas pululan en todas las zonas del país. Muchos padres prefieren pagar para garantizar la educación de sus hijos, ante el descalabro de la escuela pública. Después, con las “evaluaciones internacionales”, tratan de demostrar que la educación privada es mejor. Ya lo hizo el menemismo, cuando destruía las empresas estatales, ferrocarriles, teléfonos, eléctricas, YPF, etcétera, para ganar a la población a que “lo mejor era privatizar todo”. Esto hace Macri con la educación pública y estatal: avanza en su destrucción para que crezca la educación privada. Busca que millones deban pagar para educarse y que las escuelas públicas sólo sirvan para que los pobres apenas se alfabeticen y coman algo.
Macri y Bullrich acusan a los docentes de no querer perfeccionarnos ni evaluarnos. De ser vagos que no sabemos nada, que queremos faltar, de ser los responsables de la crisis educativa. La realidad es que sólo por la lucha docente y por el compromiso y tremendo esfuerzo cotidiano de cada maestra y los aportes de los padres, es que se sostiene la escuela pública. Cualquier papá o mamá que se acerca a la escuela de su hijo lo sabe.
Para que la educación pública argentina vuelva a ser un orgullo nacional, fuente de formación cultural y de gestación de grandes figuras y premios Nobel, hay que terminar con la atomización del sistema educativo por provincia. Que el Estado Nacional vuelva a ser el único responsable del financiamiento (del pago de salarios y sostenimiento de infraestructura en todas las provincias). Que se invierta el 25% del presupuesto nacional (cerca del 10% del PBI) en educación y se corten todos los subsidios a las escuelas privadas. Hay que salir de todos los proyectos internacionales sostenidos por el Banco Mundial y las multinacionales. Recuperar el Instituto de Formación Docente estatal, con cursos gratuitos y obligatorios para todos los docentes, en contra turno, para retomar el perfeccionamiento. Y acabar con los planes de estudios que atacan los contenidos de pensamiento crítico y avanzan en la mecanización y repetición de consignas.
La lucha por la defensa de la escuela pública contra la privatización, por salarios e infraestructura dignas en todo el país, contra la flexibilización laboral y en defensa del Estatuto docente, serán las principales peleas de docentes y trabajadores en 2017.