Hay que seguirla con paro de 36 horas y marcha a Plaza de Mayo
Finalmente la clase trabajadora logró imponer el primer paro nacional contra Macri. Fue un parazo. El gobierno ahora intenta minimizarlo. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, llegó a decir que “no fue una expresión mayoritaria de los argentinos”. Pero la verdad es que fue una expresión mayoritaria de los trabajadores. Más aún: se plebiscitó la bronca contra el gobierno. Varios funcionarios y periodistas de los medios afines al gobierno trataron de meter los típicos argumentos de que la gente no fue a trabajar “por miedo” o “porque no había transporte”. La respuesta es simple: miles de trabajadores del transporte (de trenes, colectivos, subtes, e incluso transporte fluvial y aéreo) decidieron parar. Más aún, el paro fue fuertísimo a pesar de las apretadas que hicieron muchas empresas privadas amenazando a sus trabajadores si no se presentaban. En síntesis, el gobierno salió derrotado, a pesar de que contó a su favor con las patronales y los medios que se jugaron al fracaso de la medida de fuerza.
El éxito del paro fortaleció todas las luchas en curso, empezando por la docente, que unió el paro de la CGT a uno propio, extendiéndolo por 48 horas. Se transformó de hecho en la continuidad de las enormes marchas del 6, 7, 8, 20, 22 y 24 de marzo. Por supuesto que ahora, en los luchadores, flota una pregunta: ¿cómo la seguimos? Porque nos enfrentamos a un gobierno que, aunque golpeado y perdiendo popularidad, no cede. Sigue empeñado en aplicar el ajuste a los trabajadores cerrando paritarias a la baja y flexibilización laboral sector por sector. Por eso es absolutamente necesario darle continuidad con un plan de lucha, convocando a un nuevo paro general de 36 horas que incluya una marcha a Plaza de Mayo.
El gobierno de Macri se juega a hacer como si “no pasó nada”, apostando a que todo se normalice tras el paro. Así se mostró inaugurando el Foro Económico Mundial (también llamado Mini Davos), en el Hilton de Puerto Madero, mientras el país estaba paralizado y los canales de televisión mostraban a pantalla partida la represión de la gendarmería en la Panamericana. Posando de intransigente ante los reclamos, le aseguró al cerca de millar de empresarios y economistas del establishment presentes que “no tenemos plan B”. Agregando: “qué bueno que estamos todos juntos acá, trabajando. Tenemos que profundizar lo que hemos hecho y las herramientas para que aumente la confianza. Esto recién comienza. Créanme que están a la hora indicada y en el lugar indicado”.
Mientras tanto, quienes claramente no están a la altura de la situación son los dirigentes de la CGT. Balanceando el paro, Pablo Moyano afirmó que “ahora vamos a ver si el presidente finalmente llama a la mesa de diálogo”. Y completó: “por supuesto que no lo va a hacer mañana. Por eso tenemos que esperar a que esto se enfríe y entonces llamen al diálogo”. Carlos Acuña también aportó lo suyo diciendo que “se va a ir viendo cómo vamos a ir ayudando en las conversaciones con el gobierno”. Y Juan Carlos Schmid concluyó sosteniendo que “la posibilidad de una reunión directa de este consejo directivo con miembros del gabinete sigue abierta”. En todos los casos tratando de poner paños fríos y negándose a indicar la más mínima medida de continuidad de la lucha. Están jugados a retomar la senda de la paz social y la tregua que llevaron adelante todo el año pasado.
Este es justamente el camino que no hay que seguir. Las marchas de marzo y el paro del 6 de abril nos indican por dónde hay que avanzar. Tenemos que exigirle a la CGT la continuidad con un plan de lucha, avanzando ahora con un paro de 36 horas y con una marcha al corazón del poder político, la Plaza de Mayo. Ante una pregunta directa sobre esta opción, hecha por una periodista en la conferencia de prensa cegetista, Carlos Acuña esquivó responder. Dijo que correspondía decidirlo “a los cuerpos orgánicos”. Nosotros tenemos otro método. El sindicalismo combativo, que se jugó con todo al éxito del paro y a que los trabajadores lo tomen en sus propias manos debatiéndolo y votando en asambleas, empuja con todo para que esto salga. Nos jugamos a exigirlo desde abajo, reclamando asambleas por gremio, por empresa donde sea posible, o plenarios de delegados con mandatos. Por eso resulta sumamente importante la convocatoria que salió de la propia asamblea ferroviaria de la Seccional Oeste, llamando a una reunión abierta de todo el sindicalismo combativo y los sectores opositores para el próximo 11 en la Seccional Oeste de la Unión Ferroviaria con el objetivo de coordinar y debatir de conjunto. Desde Izquierda Socialista nos comprometemos a apoyar esta iniciativa.