Enfrentemos el ajuste y la entrega
La imagen de la semana es la del presidente Macri en la Casa Blanca, con un Donald Trump condescendiente a su lado. Todo un símbolo del carácter entreguista y proimperialista de este gobierno. Unos días después, el 1° de mayo, tuvo otra foto, más “de cabotaje”: en el micro-estadio de Ferro el “Momo” Venegas le puso la escenografía peronista (que para ser más patética hasta contó con el bombo del “Tula”) para que anuncie más flexibilización laboral. Un plan llamado “empalme” donde las patronales tomarán trabajadores que cobran planes sociales de 4.000 pesos, que podrán descontarlos de los sueldos. Como siempre, los empresarios agradecidos. Nada que ver con “crear trabajo”.
Pero si el macrismo, a pesar de la bronca creciente, puede seguir haciendo pasar el ajuste, ello se debe a la “oposición” peronista de todos los colores. Sean kirchneristas, renovadores de Massa, o alineados con los gobernadores o intendentes. Lo que los une a todos es que, en las provincias que gobiernan, realizan un ajuste exactamente igual al macrista. Para muestra basta el botón de la Santa Cruz de Alicia Kirchner. Y, desde el Congreso, más allá de discursos más o menos grandilocuentes, son los que le garantizan con su voto todas las leyes que necesita el gobierno para que funcione su plan de entrega.
Pero lo que le da su mayor fortaleza al macrismo es la tregua orquestada por los dirigentes sindicales de la CGT –que responden justamente a las distintas facciones del peronismo- que se jugaron a bajar la conflictividad laboral tras las enormes luchas de marzo y el parazo del 6 de abril. Lo mismo hizo la CTA, liquidando el plan de lucha de Ctera, el principal sindicato que conduce. Los patéticos actos que realizaron los distintos sectores de la burocracia el 1° son una muestra de su intención de continuar apostando al “diálogo” y enterrando cualquier continuidad a las luchas.
Frente a todo esto, cada vez crece más la necesidad para los trabajadores de unirnos para seguir enfrentando el ajuste, apoyando todas y cada una de las luchas en curso, como en Santa Cruz, en Sancor, en General Motors, en AGR-Clarín, en Editorial Atlántida, en el Suteba, en los docentes universitarios, en los médicos de la Cicop, los judiciales de la provincia de Buenos Aires, en los estatales del Ministerio de Trabajo, para que no queden aisladas y puedan triunfar. Apoyando el fortalecimiento de nuevos activistas, listas opositoras y seccionales enfrentadas a la burocracia. Avanzando en la coordinación del sindicalismo combativo, como hicieron los ferroviarios del Sarmiento al convocar los dos plenarios de Haedo, para lograr romper desde abajo la tregua de la CGT y las CTAs, exigiendo un paro de 36 horas con movilización a Plaza de Mayo y un plan de lucha contra el ajuste. Para potenciar los grandes desafíos de los próximos días, cuando la Multicolor le dará pelea a la burocracia de Baradel en Suteba y la Granate Blanca a Iadarolla y Marín en Foetra Buenos Aires.
Al mismo tiempo, también tenemos que dar la pelea por una alternativa política frente a los partidos patronales. En ese sentido, realizamos un gran acto en Plaza de Mayo. El Frente de Izquierda ha apoyado incondicionalmente todas las luchas y sido protagonista de muchas de ellas. Con sus diputados, que fueron los únicos que sistemáticamente se opusieron a cada una de las medidas de ajuste y entrega, que “no miraron con un solo ojo” y denunciaron todos los ajustes y todas las represiones contra los trabajadores, vengan del macrismo o del kirchnerismo, como se evidencia en estos días en Santa Cruz. Un Frente de Izquierda que ofrece un programa alternativo, obrero y popular, con propuestas concretas, como no pagar más la deuda externa y con ese dinero, más fuertes impuestos a los grandes empresarios, garantizar un salario igual a la canasta familiar, trabajo, educación, salud y vivienda para todos, reestatizando las privatizadas y poniéndolas a funcionar bajo control de los propios trabajadores y los usuarios, entre otras medidas.