Visita de Macri a Estados Unidos: Más saqueo y entrega
Se realizó el anunciado viaje del presidente al país del Norte. Junto con empresarios y burócratas sindicales, Macri anunció más privilegios para que continúe el saqueo gasífero y petrolero. Por supuesto, lo más promocionado fue la reunión servil con el amo imperialista, Donald Trump.
Escribe José Castillo
Era la visita más esperada y preparada del presidente Macri. Es que, después de anunciar en su discurso de asunción que ahora “volvíamos al mundo” y que eso nos traería una “lluvia de inversiones”, el gobierno de Cambiemos había cometido un error de cálculo: siguiendo la “onda” del resto de las potencias imperialistas (Europa, Japón) creyó en el triunfo seguro de Hillary Clinton y realizó toda una serie de señales diplomáticas en ese sentido. La victoria de Trump obligó al macrismo a poner el GPS rápidamente en “recalculando”. Para eso Macri apeló a sus viejas anécdotas de empresario cuando, allá por la década del 90, hacía negocios en nombre del holding de su padre y jugaba al golf con un entonces también mucho más joven Donald Trump. Con ese único elemento a su favor, el gobierno organizó su visita a los Estados Unidos.
Lo primero: ofrecer más riquezas para saquear
Temeroso de cuáles podían ser los resultados de la reunión Trump- Macri (vistas las “anécdotas”, con desaires incluidos, que habían sucedido en reuniones similares con el presidente de México o la mismísima canciller alemana Angela Merkel), el gobierno decidió curarse en salud. Arrancó con una reunión de “negocios” con lo más importante del empresariado petrolero de Houston. Allí Macri, acompañado de funcionarios, empresarios e incluso burócratas sindicales como Guillermo Pereyra (secretario general de petroleros), ofreció la “joya de la corona”: todo tipo de privilegios (rebaja del arancel para importar equipos usados de extracción de gas y petróleo del 35 al 7%, un regalito a medida de las empresas del estado de Texas, que están desesperadas porque tienen la mitad de su equipamiento paralizado) para que vengan a saquear las riquezas de Vaca Muerta. Por supuesto, la “perla” para seducir fue la garantía de superexplotación de los trabajadores petroleros, a partir del convenio flexibilizador del sector. Ahí estaba presente, vergonzosamente, el propio Pereyra para garantizarlo.
En otras reuniones, ahora con los banqueros y buitres de Wall Street, fue el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne quien se encargó de asegurar que la Argentina ofrecía superganancias para las inversiones financieras “superiores a cualquier país del mundo”, incitándolos a que sigan prestando –y aumentando nuestra deuda externa- a cambio de gozar de los beneficios de la bicicleta financiera garantizada por el Banco Central.
La reunión con Trump
Y luego llegó la “ansiada” reunión con el presidente yanqui. La imagen vale más que mil palabras: un Trump “paternal” le pone la mano en el hombro a Macri, como el amo que invita al sirviente a conocer su mansión. Luego, mientras se dirige a los periodistas sin mirar al presidente argentino –que, a su vez, lo observa embelesado- anuncia: “él me va a hablar de limones, yo de Corea del Norte”. No podría haber habido síntesis más perfecta: Trump, el jefe del imperialismo, exigiendo a nuestro país un alineamiento total con los intereses de la potencia. Del otro lado, Macri, el presidente cipayo, que después de anunciar toda clase de privilegios para las transnacionales yanquis, todavía tiene que mendigar que, ¡por favor! le dejen vender unos miserables limones en el mercado norteamericano. Lo más patético es que ni siquiera se llevó un “sí” de parte de Trump. “Vamos a estudiarlo”, fue la fría respuesta del jefe del imperialismo.
Lo único “concreto” que se terminó acordando fue justamente lo menos publicitado por los medios más cercanos al gobierno: acuerdos para la cooperación en materia de seguridad “antiterrorista”, léase créditos y ayuda tecnológica para la Agencia Federal de Inteligencia (la antigua SIDE) para que los yanquis nos vendan armamento militar y policial. El mismo acuerdo que el “renunciado” embajador argentino Martín Lousteau venía negociando meses atrás.
Entrega de nuestras riquezas, más flexibilización para los trabajadores, más endeudamiento y armas para la represión. Ese es el balance de la visita: una profundización de la relación semicolonial de la Argentina con los Estados Unidos, el imperialismo mayor.
Las “inversiones” de Techint: Planta nueva en Houston, suspensiones en Campana
Techint, la multinacional “argentina” más importante, ha dado una nueva lección de lo que entiende por nuevas inversiones. Aportando 1.800 millones de dólares, levantó una nueva planta en Bay City, cerca de Houston (en Texas, Estados Unidos). La fábrica, que tendrá una capacidad de producción de 600 mil toneladas de tubos por año, le venderá a las empresas petroleras yanquis de ese estado, teniendo la posibilidad de reemplazar así los insumos que actualmente produce Techint desde la Argentina (y exporta) a los mismos compradores en los Estados Unidos. El mismísimo presidente Macri, junto al ministro Aranguren y el dueño de Techint Paolo Rocca, participaron de la inauguración. Sabemos cómo seguirá la historia: el próximo paso de Techint será decirle a sus trabajadores argentinos que ya “no hay más trabajo” porque los tubos ahora se producirán directamente en esa planta, cerca de los pozos de shale yanquis.
Mientras tanto, en la planta de Campana, Techint está realizando suspensiones rotativas de 3.000 trabajadores (entre aquellos bajo dependencia directa o subcontratados), que están cobrando sólo el 80% de su sueldo. La excusa, obviamente, es que se produce menos porque hay “menos ventas”.
Como vemos, la famosa “lluvia de inversiones” ya comenzó, sólo que en Houston.
J.C.