Por primera vez, en el valle de Punilla, una escuela llevará el nombre de una maestra víctima del terrorismo de estado.

Escriben Gabriela Bargas • Delegada departamental UEPC y Rita Bargas • Delegada escolar

Amelia Insaurralde fue una activa militante y maestra comprometida. Alfabetizó a miembros de comunidades aborígenes. Luego se trasladó a Punilla donde continuó con gran entrega su profesión. Siempre al servicio de las causas populares; también se destacó por dar asilo en su casa al referente sindical Agustín Tosco mientras era un perseguido político.

El IPEM 393 de Santa María nació por el empeño de un grupo de madres para que sus hijos tengan una escuela en la localidad. Funcionó por un largo tiempo en condiciones vergonzosas, dentro de aulas contenedores. Producto de la organización y lucha de la comunidad educativa, que incluyó contundentes cortes de ruta, se consiguió finalmente el edificio propio.

Tras una dura contienda electoral, y a pesar de la oposición de sectores totalmente reaccionarios, abiertamente en contra de la defensa de los derechos humanos, su nombre fue elegido por un gran margen de votos. Miembros de nuestra agrupación Docentes en Marcha fueron activos protagonistas tanto en la lucha por el edificio como por ponerle el nombre a la escuela. Así, hoy más que nunca podemos decir: “Amelia Insaurralde presente, ahora y siempre”.