Los femicidios no cesan: Justicia para Araceli Fulles

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Araceli Fulles victima de la violencia machistaEl cuerpo sin vida de la joven fue descubierto el pasado 27 de abril en la casa del principal sospechoso. A un mes de que la familia denunciara su desaparición, salen a la luz las complicidades de la policía y la justicia en la muerte de la joven.

Escribe Mónica Schlotthauer Diputada de la Provincia de Buenos Aires de Izquierda Socialista en el FIT

Fue el peor de los finales para Araceli Fulles de 22 años. Su nombre se suma a las 28 mujeres víctimas de femicidio en los primeros 28 días del mes de abril, muchas de ellas, además, violadas.

Al igual que el resonante caso de Micaela García, Araceli Fulles desapareció el pasado 1° de abril. Sin embargo, la policía y la justicia desestimaron su búsqueda. A diferencia de Micaela quien estudiaba, era militante y su familia y amigos organizaron rápidamente una campaña por ella, Araceli no era una “buena víctima” para el discurso patriarcal. Ella no estudiaba y venía de una familia muy pobre del conurbano bonaerense. Por eso los medios no levantaron la noticia y la justicia abonó a la teoría de que ella se había ido de la casa por su propia voluntad, para “buscar drogas” o “vivir una vida licenciosa”. Así que al comienzo directamente no la buscaron. Recién cuando el caso empezó a tener visibilidad, comenzaron a realizar allanamientos y en el tercer intento, encontraron el cuerpo sin vida de Araceli en la casa de Diego Badaracco (29 años), principal sospechoso. Pero la complicidad de la policía con los femicidas es tal que Badaracco fue avisado a tiempo y logró fugarse para no ser detenido. Al día siguiente, gracias a dos mujeres que lo vieron en la calle, se logró apresar al prófugo responsable principal del crimen. Pero se sabe que Badaracco no actuó solo, por eso también están detenidos Carlos Damián Alberto Cassalz, (34 años), Jonathan Ávalos (29 años), Emanuel Ávalos (25 años) y Marcos Ibarra (32 años), acusados también de homicidio agravado. Y también Hugo Martín Cabañas (46 años) y Marcelo Ezequiel Escobedo (37 años), acusados de “encubrimiento”.

Son hijos sanos del patriarcado

Cuando casos como el de Araceli salen a la luz, el horror del cuerpo mutilado y el cinismo de los propios asesinos que se mostraron como colaboradores voluntarios en la causa, generan la pregunta sobre si se trata de personas enfermas, locas o que actúan bajo la influencia de sustancias. Pero frente a estos planteos que ofrecen respuestas simplistas, debemos ser contundentes: tanto los violadores como los femicidas que actúan en soledad o grupalmente, como en el caso de Araceli, no son casos aislados ni de personas “enfermas”. Muy por el contrario, representan la cara más brutal del machismo y el patriarcado donde el cuerpo de una mujer puede ser tomado como un objeto de uso, para denigrarlo, golpearlo, violarlo o, incluso, para el asesinato si ella se resiste. Además, el discurso mediático y judicial que culpabiliza a Araceli por su “mala junta”, refuerza la impunidad de estas prácticas y le lleva el mensaje a todas las mujeres de que hay que ser dóciles y obedientes para seguir vivas. Por eso, más que nunca, debemos alzar nuestras voces para decir ¡basta! Estamos a pocas semanas de un nuevo aniversario del 3 de junio, histórica fecha en la que salimos a la calle a decir #NiUnaMenos, y está en nuestras manos poner en pie una gran jornada de lucha en las calles reclamando justicia por Araceli, por Micaela y por todas las víctimas de femicidio. Pero también, para exigirles al gobierno nacional y a los gobiernos provinciales que se hagan cargo. Ellos también son responsables de nuestras muertes. Queremos que se declare ya la emergencia nacional en violencia de género y que se otorgue el presupuesto para los centros integrales de las mujeres, refugios y patrocinio gratuito. Queremos que dejen de matarnos. #VivasNosQueremos.

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