Un nuevo escándalo de corrupción estremeció al descompuesto régimen brasileño y sacó a miles de personas a las calles con la exigencia de que se vaya Temer, superponiéndose a las convocatorias previas de la Centra Única de Trabajadores contra las reformas laborales. Una nueva delación en la megacausa de corrupción “Lava Jato” ha comprometido directamente a Temer. Fue grabado por los dueños del mayor frigorífico del mundo, JBS Friboi, ordenando que se siga pagando un soborno mensual al ex presidente del Congreso, Eduardo Cunha, y al lobista Lucio Funaro para que no lo impliquen en la red de corrupción. Cunha, miembro del partido de Temer, el PMDB, cumple una condena de 15 años por corrupción y habría recibido 1,6 millones de dólares después de su detención, mediante el esquema de sobornos ordenado por el presidente.

El diputado y ex candidato presidencial del PSDB, Aécio Neves, también fue filmado solicitando y recibiendo de JBS 600 mil dólares para su defensa en el juicio por corrupción. Asimismo, el ex ministro de Lula y Dilma, Guido Mantega, fue señalado como intermediario del PT para el financiamiento ilegal de JBS a sus campañas electorales. Todos los partidos patronales y sus principales dirigentes están hundidos en los procesos por corrupción y son repudiados.

La burguesía trata de armar una salida por arriba: se hizo un pedido de juicio político contra Temer en el parlamento y el PT exige elecciones. También hay un juicio en curso en el Tribunal Superior Electoral por la corrupción en la campaña de 2014 en la que Temer se postuló como candidato a vicepresidente en la alianza encabezada por Dilma. Pero el agravamiento de la crisis política ocurre en medio de un auge en la movilización obrera y popular, que se expresó en la gran huelga general del 28 de abril contra la legislación antiobrera promovida por el gobierno. La Corriente Socialista de los Trabajadores (CST), corriente interna del PSOL que participa en las movilizaciones, llama a las centrales sindicales y al resto de la izquierda a profundizar la lucha, realizando una nueva huelga general para derrotar las reformas laborales y el ajuste, al grito de ¡Fuera Temer!.