Los sindicatos griegos realizaron la semana pasada movilizaciones y una huelga general de 24 horas, la primera del año, contra un nuevo paquete económico que acaba de votar el Parlamento, a propuesta del primer ministro Tsiripas y la mayoría de su partido de centroizquierda Syriza, que incluye nuevos recortes en las jubilaciones, nuevos impuestos, más recortes en salud y educación, y más facilidades para la tercerización laboral, en momentos en que el desempleo juvenil llega al 48%. También se profundiza la privatización del agua, la electricidad, correos y otros sectores.

El paquete fue impuesto por las autoridades de la Unión Europea y el FMI, para conceder nuevos “préstamos”, que son sólo para que Grecia siga pagando su interminable deuda que sigue aumentando y ya llega al 179% del Producto Bruto Interno.