Escribe José Castillo

El crecimiento del endeudamiento externo desde el inicio de la gestión de Macri ya se torna astronómico. El monto de intereses a pagar anualmente también crece, siendo de lejos muy superior a cualquier partida presupuestaria destinada a resolver problemas populares. Al mismo tiempo, el FMI está controlando la economía argentina y exigiendo más ajuste para cumplir con los pagos futuros.

Tomemos los números oficiales: al 31 de diciembre de 2016 (último registro) la deuda pública argentina ascendía a 288.448 millones de dólares. Si a ello le sumamos las deudas de las provincias (cerca de 30.000 millones de dólares) y la del Banco Central en Lebacs (un billón de pesos, equivalentes a 62.000 millones de dólares), estamos en un endeudamiento total superior a los 380.000 millones de dólares. De ellos 90.000 fueron generados durante la gestión macrista. Para peor, la inmensa mayoría de ese endeudamiento solo sirvió para engrosar la bicicleta financiera y la fuga de capitales. Miles de millones de dólares “entran” a la Argentina por el circuito financiero, como “préstamos” en bonos y por lo tanto quedando como deuda a pagar. Luego se los utiliza pasándolos a pesos para comprar Lebacs, hacerse de los intereses (al 26,25% anual) y, sin pagar siquiera un miserable impuesto, volver a transformarse en dólares y fugarse del país. Un negocio redondo para los buitres especuladores y una estafa para el país.

Como reconocen los propios economistas del establishment, la “velocidad” de este endeudamiento es insostenible en el mediano plazo. Reconocen lo que venimos denunciando desde siempre: la deuda externa se está transformando en una bola de nieve impagable que nos llevará en el corto plazo a una nueva crisis. Otra cosa que también crece a velocidad supersónica son los intereses que hay que pagar en efectivo año a año. Ya en el 2017 serán 16.000 millones de dólares, el doble de lo que se destina a educación y tres veces el presupuesto de salud. Pero los números serán aún mayores en los años venideros.

Llegó el FMI

Se está realizando en estos días la visita de una misión del Fondo Monetario Internacional, preparatoria de la “revisión de la economía argentina” que se hará en el mes de octubre. Liderados por el economista jefe para la Argentina Roberto Cardarelli, la misión del FMI se reunió con todos los ministros del área económica. Sus conclusiones no son novedosas: plantean que la Argentina puede continuar endeudándose siempre y cuando avance con un fuerte ajuste para garantizar los pagos de esos créditos. Para realizarlo exigen bajar el gasto público, a partir de una reforma en el sistema previsional -subir la edad de jubilación y eliminar los ajustes por inflación de haberes de marzo y setiembre-, de la reducción del empleo público -despedir miles de trabajadores- y avanzar en la flexibilización laboral. El gobierno ya viene reconociendo ante foros empresarios que, tras las elecciones, se dedicará a cumplir con esta “agenda” de recortes.

¿Hay plata?

El caballito de batalla del gobierno para justificar el ajuste es insistir en que “no hay plata” ante cualquier reclamo que se realice. Nosotros venimos desenmascarando esta mentira. Insistimos en que existen recursos, lo que sucede es que se los destina a seguir alimentando el barril sin fondo de los pagos de deuda.

Por eso, desde Izquierda Socialista y el Frente de Izquierda insistimos en que lo más urgente es suspender inmediatamente los pagos de deuda externa y colocar todo ese dinero al servicio de resolver las más urgentes necesidades populares de trabajo, salario, educación, salud y vivienda. Solamente dejando de pagar esa deuda inmoral e ilegítima de origen, que hoy se acrecienta para generarle negocios supermillonarios a los buitres de siempre y rompiendo con los organismos financieros que, como el FMI, vienen una vez más con sus recetas de ajuste, estarán dadas las condiciones para implementar un programa económico de emergencia al servicio de la clase trabajadora.