Pepsico: Marchas y permanencia por los puestos de trabajo
Escribe Martín Fu
En la segunda semana de lucha, los trabajadores despedidos de la multinacional yanqui Pepsico han lanzado una serie de acciones destinadas a visibilizar el conflicto. Hubo cortes en Panamericana y el martes una jornada nacional de lucha que incluyó una marcha en la Capital. Se cortó la 9 de julio y se marchó al Ministerio de Trabajo y se realizaron acciones en Rosario, Córdoba y Neuquén. Se mantiene la permanencia en la fábrica y se hizo un importante bloqueo en un centro de distribución en Pilar, junto al sindicato de camioneros, que impidió a Pepsico sacar sus productos.
La permanencia en la planta de Florida garantiza que la patronal no la vacíe mientras se exige la reincorporación de todos los despedidos.
Las muestras de solidaridad con los trabajadores en lucha son numerosas, comisiones internas, cuerpos de delegados, sindicatos recuperados, centros de estudiantes, organizaciones de DDHH, vecinos –entre otros- están rodeando de solidaridad a los trabajadores. Delegaciones han recorrido con nuestros compañeros escuelas y universidades, logrando solidaridad de estudiantes y docentes. También asistieron a la inauguración de nuestro nuevo local en José C. Paz.
El viernes 1 de julio en el auditorio de ATE se realizó un concurrido plenario, con la presencia de sindicatos, comisiones internas y delegados del Subte, Sutna, Ademys, Suteba, Unión Ferroviaria Oeste, Telefónicos, y dirigentes políticos, entre otros. Entre muestras de apoyo y solidaridad se resolvieron diversas propuestas para profundizar la lucha: el domingo un festival de apoyo con las familias, que Izquierda Socialista acompañó con delegaciones de ferroviarios, docentes, vecinos y jóvenes.
La empresa comenzó a citar individualmente a los despedidos y a proponer pagar un 200% de indemnización, más un plus en algunos casos, confirmando que la “declaración preventiva de crisis” es un verso para despedir la interna combativa y a los obreros que saben defender sus derechos, para luego reemplazarlos por trabajadores precarizados y bajar costos.
El gremio de Alimentación, al mando de Daer, entregó a las 600 familias de Pepsico sin tomar una sola medida de lucha. Pero no han sido los únicos traicionados: en 2017 ya son 7000 los despedidos en Alimentación.
Pero el principal responsable es el gobierno de Macri, que abre las puertas para que las patronales despidan a gusto. El Ministerio de Trabajo funciona como un agente de las empresas, mientras, por otro lado, sigue con el verso de la generación de empleo.
Llamamos a seguir acompañando a los compañeros en su lucha, poniéndonos a su disposición, rodeando de solidaridad y coordinando las acciones para su reincorporación. Y que si Pepsico persiste en su política de cierre de la planta, que sea estatizada y puesta a funcionar bajo gestión de los trabajadores.