Escribe Guido Poletti

Daniel Filmus se viene transformando en el “eterno” candidato derrotado del kirchnerismo en la Ciudad de Buenos Aires. A lo largo de las distintas campañas fue cultivando un perfil de candidato “progresista”, casi “de centroizquierda”.

Nada más alejado de la realidad. Aunque hoy trate de esconderlo, Daniel Filmus comenzó su carrera política siendo director general de Educación de la Ciudad de Buenos Aires de Carlos Grosso, en los comienzos del gobierno de Menem. De esa época queda el recuerdo de las “escuelas shopping”, cuando se trató de instalar un centro comercial en el mismo edificio donde funcionaba una institución educativa en el barrio de Once.

A mediados de la década del 90 trabajó con los equipos de tecnócratas que diseñaron la Ley Federal de Educación menemista.

En el año 2000 volvió a la función pública, de la mano del gobierno de la Alianza. Fue designado secretario de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires bajo la gestión de Aníbal Ibarra.

Posteriormente pasó a ser ministro de Educación de la Nación, bajo el gobierno de Néstor Kirchner, cargo que desempeñó entre 2003 y 2007. Durante su gestión se sancionó la Ley de Financiamiento Educativo, donde se fijaban porcentajes de “inversión en educación” que daban lugar a todo tipo de manipulaciones estadísticas, dejando de lado el criterio claro y básico de la Unesco (todo país debe llegar al 25% de su presupuesto en educación). En esos años, además, se dieron innumerables conflictos salariales y una de las más grandes huelgas de la docencia universitaria de toda la historia.

Este es el currículum que el “progresista” Filmus trata que todos olviden.