Se agrava la crisis del peronismo
Escribe Gabriel Massa
Se esperaba con ansiedad su discurso anunciando el triunfo a las 9 de la noche del domingo 13, el día de las PASO. Pero se hicieron las 10, las 11, medianoche, la una…. Finalmente, cerca de las 4 de la madrugada del lunes 14 de agosto, Cristina Kirchner apareció en los televisores. El centro fue la denuncia de la “manipulación” de los resultados de la votación en la provincia de Buenos Aires por parte del gobierno.
El lunes por la tarde el kirchnerismo difundió una declaración en los mismos términos de denuncia de la “manipulación”. Pero lo que sonaba dramático y urgente por la madrugada sonó a hueco, como papel mojado y arrugado por la tarde. Porque ya era inocultable el golpe electoral que habían recibido todos los sectores del peronismo, en particular el kirchnerismo, a manos de Cambiemos en todo el país.
En la provincia de Buenos Aires Cristina necesitaba imponerse por un margen importante al semi-desconocido Bullrich de Cambiemos para reafirmar su liderazgo. Apenas logra un empate técnico, que el escrutinio definitivo puede transformar a lo sumo en un triunfo por muy poco margen. Con esto, el principal argumento electoral de Cristina, de que el voto por ella es el camino para frenar el ajuste de Macri, ha quedado muy debilitado.
Como anécdota queda que en Capital el ultrakirchnerista Guillermo Moreno ni siquiera con el apoyo del Papa consiguió suficientes votos como para poder integrarse a la lista que encabeza Daniel Filmus para octubre.
A la mayoría de los peronistas antikirchneristas les fue todavía peor que a Cristina y sus huestes. En Córdoba, el candidato de Cambiemos Héctor “La Coneja” Baldassi obtuvo el 44,51% sobre Martín Llaryora de Unión por Córdoba, el partido del gobernador Schiaretti, con el 28,58%. Las aspiraciones de Schiaretti, que se postulaba como líder de la liga de gobernadores peronistas opuestos a Cristina, han quedado maltrechas.
También perdió el peronismo antikirchnerista a manos de Cambiemos en otros bastiones como Entre Ríos y La Pampa. Y en San Luis los Rodríguez Saá, que gobiernan la provincia desde 1983, recibieron una verdadera paliza a manos de Claudio Poggi, del macrismo.
Faltaría que el inoxidable Carlos Menem, que ganó en La Rioja con el 42% -aunque la Corte Suprema tendrá que decidir si le permite postularse en octubre al estar condenado a nueve años de prisión por la causa del tráfico de armas- se ofrezca como prenda de unidad del peronismo en su debacle electoral.
La crisis del peronismo es algo positivo para los trabajadores y el pueblo
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio, dice el poeta. Por más que patalee Cristina por la “manipulación” mediática del recuento de Macri, lo cierto es que el peronismo en general y el kirchnerismo en particular continúan en retroceso y en creciente dispersión.
Esto es un paso más en la crisis del peronismo iniciada hace décadas. Para no extendernos aquí en la historia de esa crisis, sólo recordemos que en 2015 millones de trabajadores, rompiendo con Cristina, votaron contra su candidato Scioli para repudiar el ajuste que el kirchnerismo ya había comenzado a aplicar.
Este proceso ahora se continúa con un voto a Cambiemos que golpea duramente al peronismo, kirchnerista y anti-K por igual, en todas las provincias que gobierna.
El relativo fortalecimiento electoral de Cambiemos es un hecho negativo para los trabajadores.
Pero la profundización de la crisis del peronismo es algo positivo. Por un lado, porque acelera el fin de un engaño: que Cristina y el kirchnerismo son un instrumento para contener el ajuste. Por el contrario, como lo venimos denunciando desde estas páginas, los diputados y senadores kirchneristas han votado todas las leyes del ajuste macrista. Y en las provincias que gobiernan, en particular Santa Cruz, han sufrido importantes derrotas electorales, repudiados precisamente porque aplican el mismo ajuste que el gobierno nacional.
Lo mismo sucede con los gobernadores y legisladores peronistas anti-K, como Schiaretti en Córdoba.
Esta crisis y debilitamiento cada vez mayores del kirchnerismo y el peronismo anti-K abren las puertas a que millones de trabajadores comprendan que para frenar de verdad el ajuste se necesita otra alternativa política distinta del peronismo y otros dirigentes distintos de los corruptos y traidores burócratas sindicales que apoyan a las distintas alas justicialistas.
Por otra parte, no es ninguna casualidad que al mismo tiempo que se debilita el kirchnerismo y el peronismo en todas sus variantes, en la Argentina crece y se consolida una alternativa como el Frente de Izquierda que llama a enfrentar consecuentemente el ajuste de Macri y todos sus cómplices. Así la crisis del peronismo que se profundiza -aunque por el momento se fortalezca relativamente el macrismo- abre las puertas a poder construir una nueva conducción de los trabajadores y el pueblo al servicio de una salida obrera y socialista.
Desde Izquierda Socialista llamamos a los trabajadores que ya no ven al kirchnerismo ni al peronismo en general como su opción política a no confiar más en alternativas patronales y votar al FIT.