Apertura a la importación yanqui: ¡Chanchos go home!
El principal resultado de la visita del vicepresidente de los Estados Unidos a la Argentina y su reunión con el presidente Macri fue la apertura del mercado argentino a la importación de carne de cerdo fresca, enfriada y congelada. Fue planteado como un “gesto” del gobierno argentino a cambio del cual los yanquis, a la vez, nos abrirían su mercado a otros productos.
Nada de esto sucedió. En “compensación” del ingreso de los cerdos yanquis y el desastre que ello ocasionará (como explicamos más abajo) a nuestro país apenas si se lo autoriza a exportar los ya famosos limones que se vienen discutiendo desde el comienzo de la gestión Macri. Casi como una burla, apenas unos días después el gobierno norteamericano puso un arancel prohibitivo, que de hecho torna económicamente inviable la venta de biodiésel argentino a los Estados Unidos.
La carne de cerdo tenía vedado el ingreso a nuestro país desde 1992. Ello se debía fundamentalmente a que el país del Norte no ha erradicado un virus peligrosísimo, llamado PRRS, que provoca una enfermedad a los cerdos llamada “pie azul”, que afecta los sistemas reproductivo y respiratorio de los porcinos. Su contagio pone en riesgo no sólo al stock de cerdos argentinos, sino que además haría que nuestro país pierda el estatus de país donde esa enfermedad está erradicada y se le prohíba el ingreso a los mercados hacia los que exporta.
A esto sumémosle que el cerdo yanqui pasará a competir con el local, en particular en los cortes con más valor (pechito y bondiola). Entre los riesgos sanitarios y lo que se pierda de mercado, el acuerdo entre Macri y Pence pone en riesgo casi 35.000 puestos de trabajo (10.000 de ellos en la provincia de Córdoba, que concentra lo más importante de la producción con quince frigoríficos y 3.800 empresas involucradas).
Macri, desde su asunción, viene anunciando las bondades de “volver al mundo”. Con esa excusa arrancamos pagando 10.000 millones de dólares en efectivo a los fondos buitres. Para lo único que sirvió fue para endeudarnos en 100.000 millones al servicio de que los especuladores financieros hagan sus superganancias y fuguen capitales. Ahora, a eso le agregamos la apertura porcina. Por supuesto, la culpa no es del chancho… sino de Macri y su ajuste.
Escribe Guido Poletti