Nueva capitulación de la CGT
De las veintiséis empresas que cotizan en el Merval, el principal índice de la Bolsa de Buenos Aires, veintitrés obtuvieron en el primer semestre de 2017 ganancias por 35.321 millones de pesos. Entre ellas Tenaris, del Grupo Techint, obtuvo 4.760 millones, 67 veces más que en los primeros seis meses del 2016. En total Techint se llevó 8.857 millones de ganancia.
¿Cómo es que las empresas ganan semejantes fortunas cuando los trabajadores y todo el pueblo estamos sufriendo la pérdida del poder adquisitivo de nuestro salario y cada día se pierden más puestos de trabajo? Este es el resultado del ajuste de Macri, luego de que los burócratas de la CGT han dejado pasar los tarifazos, las suspensiones y los despidos masivos, las paritarias a la baja y las jubilaciones de hambre.
Mientras tanto los líderes de la CGT y de los principales sindicatos están en una maratón de reuniones. Quizás algún compañero pensaría que después del acto del 22 de agosto en el que se anunció un comité central confederal para el 25 de septiembre, en el que supuestamente se debería fijar fecha para un paro nacional, las reuniones tendrían como objetivo planificar la medida de lucha.
Sucede todo lo contrario. El jueves 7, junto con el triunvirato que lidera la CGT, se reunieron los integrantes de una “mesa chica” de la central, entre otros Omar Maturano (La Fraternidad), Julio Piumato (Judiciales), Abel Frutos (Panaderos) y Mario Caligari (UTA). El objetivo fue “bajar el tono de la confrontación con el gobierno” en preparación de un encuentro oficial con el ministro de Trabajo Jorge Triaca. Por su lado, en la UTA se reunió la CATT -la coordinadora de la burocracia de los gremios del transporte- con la presencia nada menos que de Hugo Moyano, que resolvió ratificar su respaldo a la conducción de la CGT.
Sin duda, detrás del “abuenamiento” de los burócratas con Macri está la amenaza del gobierno de cobrar la deuda de 4.000 millones de pesos que la empresa de los Moyano, OCA, tiene con la AFIP y de reducir los fondos para las obras sociales, principal “caja” de los líderes gremiales.
Entre los trabajadores los vaivenes de la burocracia sólo producen confusión y desmoralización. Y esto demuestra una vez más que la dirección de la CGT y los sindicatos no sirven para enfrentar y derrotar el ajuste. En realidad están ahí para frenar las luchas y permitirles seguir sacando enormes ganancias a costa de una explotación cada vez mayor de los trabajadores. Y si se atreven a amagar alguna vez con una medida de lucha, basta la amenaza de quitarles los aportes patronales a las obras sociales para ponerlos en vereda.
Lo mismo vale para los dirigentes más cercanos al kirchnerismo como Sergio Palazzo, el líder bancario que encabeza la Corriente Federal, que sigue reclamando el paro. Su postura simplemente responde a su alineamiento electoral con el kirchnerismo, buscando favorecer a Cristina. Del mismo modo que cada uno de los dirigentes burocráticos apoya a algún ala del peronismo. Por eso todos ellos están muy lejos de impulsar el plan de lucha que se necesita para frenar el ajuste.
Pero esta nueva capitulación de la burocracia y el desprestigio aun mayor que le genera entre los trabajadores también abre la oportunidad de avanzar en el agrupamiento y la organización de los sectores del sindicalismo combativo, y por esta vía dar nuevos pasos hacia la construcción de una nueva dirección del movimiento obrero para enfrentar el ajuste.
Va en ese sentido la gran asamblea del gremio del Neumático (Sutna) en la que 1.200 compañeros aprobaron democráticamente y por abrumadora mayoría el 27% de aumento de la paritaria. En esta página describimos también la campaña contra el cierre de ramales y estaciones que impulsan los compañeros de la Bordó nacional y el cuerpo de delegados del ferrocarril Sarmiento; o las peleas contra la burocracia de Sonia Alesso y Baradel que dan los compañeros de los Sutebas multicolores, ATEN Capital, Amsafe Rosario o Ademys. Todas estas iniciativas tienen la virtud de apoyarse en amplios sectores de base de los gremios y agrupar a los luchadores, ofreciendo a los trabajadores una alternativa para enfrentar el ajuste del gobierno y las patronales y superar el freno de la burocracia en sus respectivos sindicatos. Lo que necesitamos es avanzar en la unidad de todas esas iniciativas en una alternativa de dirección combativa y democrática para el conjunto de los trabajadores.
Coherentes con esta actitud, muchos de los dirigentes que integran estos agrupamientos son parte también del esfuerzo por fortalecer al Frente de Izquierda, para postular también una alternativa política de los trabajadores en las elecciones nacionales.
Escribe Gabriel Massa