La reforma educativa de Filmus a Macri: ¡Defendamos la escuela pública!
El actual proceso de reforma educativa encaminado por el macrismo con el Plan Maestro y la “Secundaria del Futuro” es una profundización de lineamientos que ya tienen décadas de aplicación por parte de los partidos patronales: la UCR, el PJ, la Alianza, el Kirchnerismo y ahora Cambiemos.
En 1992, y como parte de lo que fue conocido como el Plan Brady, a cambio de financiamiento externo una de las medidas del gobierno menemista fue la Ley de Transferencia de Escuelas Medias,
que comenzó a transferir la responsabilidad del financiamiento de las escuelas desde el Estado nacional hacia las provincias. Un camino que se terminó de implementar con la Ley Federal de Educación que culminó con la desarticulación del sistema educativo nacional.
El candidato de Unidad Porteña Daniel Filmus recientemente editó un libro llamado “Educar para el mercado”, donde hace un racconto crítico de las políticas menemistas obviando dos pequeños detalles que lo transforman en un libro de ficción: 1) que él fue jefe de asesores de la ministra de Educación Susana Decibe, lo que implica que participó de todo; 2) que la Ctera de Mary Sánchez, Yasky y Maldonado, y los diputados peronistas avalaron las reformas.
Los doce años de gobierno kirchnerista sancionaron una nueva ley de educación nacional que mantuvo la descentralización del sistema educativo. Algo que se plasmaría en una ley de financiamiento que tuvo como objetivo llegar al 6% del PBI para el presupuesto educativo, pero con la particularidad de que Nación pone solo 1,5 (esencialmente para las universidades) y el resto (todas las escuelas y sus salarios) las provincias. De ahí las grandes desigualdades salariales y de infraestructura escolar. De esa nueva ley surgió la “Nueva Escuela Secundaria” que recortó orientaciones y enfrentó una fuerte resistencia de los estudiantes secundarios en la Ciudad de Buenos Aires. A su vez, y entre otras, de la LEN se tipificó una bifurcación de la carrera docente entre quienes dan clases y quienes “gestionan” los colegios, y se impulsaron la evaluación docente y los sistemas de pasantías.
¿No les suenan estos tópicos a lo que hoy dice diariamente la ministra porteña Acuña y que son latiguillos de Esteban Bullrich? ¿Quién redactó esas leyes? Daniel Filmus. ¿Quién las avaló? La burocracia de Ctera.
La “Secundaria del Futuro”, punta de lanza porteña del Plan Maestro, busca pegar un salto sobre estos lineamientos. Las “reformas Filmus” dejaron huérfana a la escuela del financiamiento del Estado nacional. La “reforma Cambiemos” busca la vuelta de tuerca para que cada escuela se preocupe por venderse en el mercado al mejor postor para conseguir pasantías y convenios para formación de “tutores”, además de profundizar la desigualdad por la vía de “puntajes” para sus docentes y estudiantes. Esto sumado a una desigualdad central: los chicos del Cardenal Newman (el colegio privado al que fue la logia macrista) no van a ir a hacer ninguna “práctica profesionalizante” a un McDonalds. La “secundaria sin futuro” es para los que “caen” en la educación pública.
La crisis actual del sistema educativo es el fracaso de las políticas educativas regresivas que impulsaron los gobiernos de las últimas décadas. Una nueva escuela secundaria debería partir de renacionalizar el sistema educativo, llevar al 30% el presupuesto educativo, terminar con el financiamiento de la educación privada, dar a los docentes un salario digno y convocar a un gran debate nacional sobre los recursos pedagógicos, tecnológicos e institucionales que se requieren para construir un futuro para el 47% de los menores de edad de la Argentina que se encuentran debajo de la línea de la pobreza.