Los negociados en las tierras del parque nacional
Escribe Rodolfo Sánchez
Bariloche y Villa La Angostura son ciudades del Parque Nacional Nahuel Huapi, viven 150.000 personas, comunidades mapuches y propietarios con grandes fortunas como Ted Turner, Máxima Zorreguieta, Fenoglio, Nicolás Caputo, Pescarmona, etcétera.
El negocio inmobiliario comenzó en los años ‘60. Bariloche tenía entonces 15.000 habitantes y hoy, con diez veces más, la falta de tierra disponible es crítica.
Loteos completos, muchos con costa de lago, se vendieron a grandes inversores. Actualmente hay fuertes disputas entre especuladores inmobiliarios y familias desesperadas. Desde los años `70 vienen dándose tomas de terrenos organizadas por vecinos, como los barrios 10 de Diciembre, Nahuel Hue, Virgen Misionera, Villa Llanquihue y Barrio Jamaica.
Sin embargo, en zonas de mayor valor, como Península de San Pedro y Villa Lago Gutiérrez, las inmobiliarias usan mafiosos para desocupar a vecinos con o sin papeles. Alejandro “Taca” Nahuelquín era un encargado de las patrullas “de seguridad” y de los aprietes, hoy es funcionario del gobierno provincial de Weretilneck. En el exclusivo barrio cerrado Arelauquen, hace unos días, asaltaron una mansión y se llevaron en efectivo ¡1 millón de pesos! Otras zonas son comercializadas por la Inmobiliaria Bullrich de Puerto Madero o agencias internacionales. Los terrenos con costa de lago cuestan más de 20 millones de pesos. Los alambran, violando ordenanzas, ocupan la costa pública impidiendo el acceso a las playas y bajadas al lago.
El caso más escandaloso es la familia Trappa, dueña del grupo Vía Bariloche y del 50% del transporte interurbano del país. En 2011 compró la empresa Catedral Alta Patagonia (Capsa) que es la operadora del centro de esquí más importante de Sudamérica. La provincia debía transferirla al municipio, pero antes le dio la concesión a Trappa hasta 2026. En 53 días de temporada, Capsa factura solo en pases de esquí 1.000 millones de pesos (75% del presupuesto anual municipal) y aporta de canon al municipio la ridícula suma de 8 millones de pesos! Para tomar magnitud de la estafa, la fundación del Cerro Otto tiene un pequeño funicular y logra donar sus ganancias de 11 millones de pesos anuales a dos hospitales.