Derrotar con la movilización el pacto Macri-gobernadores-CGT

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pacto macri gobernadores cgtEl año 2017 termina con el gobierno de Macri tratando de imponer un nuevo capítulo de su plan de ajuste vía un acuerdo con los gobernadores y la burocracia sindical peronista de la CGT. Pero las cosas no son ni van a ser tan sencillas para el gobierno de Cambiemos. Desde ya tiene a favor su pacto con el peronismo y la traición de la CGT.

 

Pero los trabajadores y los luchadores no han dejado de movilizarse, como lo mostraron las dos últimas marchas sindicales opositoras (29/11 y 6/12). La pelea no está terminada. En 2018 se verán nuevos capítulos de lucha contra el plan de ajuste de Macri y sus cómplices. En el balance de 2017 queda el fortalecimiento del FIT y del sindicalismo combativo para seguir la pelea por una nueva dirección política y sindical. El FIT logró en octubre 1.200.000 votos.

Es indudable que el gobierno se fortaleció políticamente con el triunfo electoral que obtuvo en octubre. Cambiemos logró el 42% a nivel nacional, ganando en los cinco distritos grandes (provincia de Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza). E incluso dio “ba­tacazos” imprevistos, como en Salta y La Rioja. Como lo fuimos señalando, “el voto a Cambiemos se nutre de un sec­tor de base social tradicional, de derecha y conservador, que siempre existió en la Argen­tina”, pero se le sumó “una fracción de la clase traba­jadora y los sectores populares que lo votan equivocadamen­te”.

Votaron por bronca y castigo a las políticas antiobreras del peronismo kirchnerista y de todo el peronismo gobernante. Es un voto popular que refleja “un fuerte atraso en la conciencia, pero de ningún modo podemos caracterizarlo como un ´giro a la derecha` ni, mucho menos, como que hay un sector de los trabajadores que están a favor de que ´los ajusten y repriman”, decíamos en el balance electoral de El Socialista 370 (24/10/2017). Por el contrario, si algo mostró el año 2017 es que había voluntad de movilización de la clase trabajadora y los sectores populares para derrotar el plan de ajuste.

La “fortaleza” del gobierno se la da el pacto con el peronismo y la burocracia sindical

No es el triunfo electoral lo que le da fuerza al gobierno, sino la traición de la dirigencia sindical peronista. Este es el punto clave que tienen a favor Macri y Cambiemos. A esto se suma el desastre y la confusión que han generado el peronismo K y no K, que gobernaron contra el pueblo trabajador durante años. Si no fuera por ellos, este gobierno reaccionario y proyanqui estaría contra las cuerdas.

Repasemos lo que pasó en los primeros meses de 2017. Hubo condiciones objetivas para derrotar el plan de ajuste y por esa vía debilitar al gobierno. Fue el peronismo en todas sus alas, incluido el kirchnerismo, el que lo salvó. Recordemos que la CGT se vio obligada, por la bronca y la presión, a convocar a una movilización el 7 de marzo. El triunvirato de la CGT convocó para buscar descomprimir la bronca con el gobierno y la cosa se le fue de las manos.

Miles de trabajadores coparon las calles. Se habló de más de 200.000 personas. Fue el “famoso” acto en donde la burocracia perdió el control del escenario y dejó el atril solo. Se fueron corridos por el grito “pongan fecha al paro”. Finalmente, sobrepasados, convocaron a un paro nacional el 6 de abril, que fue muy exitoso. Ya empezaban las huelgas de los docentes, AGR-Clarín tomado, luchas de estatales, médicos, judiciales, etcétera.

Pero la burocracia no volvió a convocar a un nuevo paro ni siguió con un plan de lucha. Los sectores sindicales kirchneristas, aunque criticaron a la CGT e hicieron algunas marchas de la CTA, en docentes donde dirigen Ctera y el Suteba, terminaron cambiando un plan de lucha por una “carpa itinerante”. De esta manera le facilitaron el camino al gobierno. Ahora la traición la completan pactando con Macri un proyecto de ley de reforma laboral y dejando correr el ataque a los jubilados.

No solo hubo luchas del movimiento obrero. También se dieron otras movilizaciones importantes por los derechos de las mujeres, contra los genocidas o las multitudinarias movilizaciones por Santiago Maldonado. Fue la movilización popular la que derrotó el fallo de la Corte del 2x1 que pretendía dar una nueva impunidad a los genocidas.

La tragedia del submarino, el fallo de Bonadio y la crisis del peronismo

Macri y el gobierno, luego del triunfo electoral de octubre, se frotaban las manos de satisfacción creyendo que ya tenían todo arreglado. Rápidamente pactó con los gobernadores peronistas de todas las líneas, incluida la “necesitada” Alicia Kirchner, y con la CGT. Por un nuevo pacto de “coparticipación federal”, de reparto de plata, aprobaron impulsar en el Parlamento una reforma impositiva, previsional y laboral.

Pero aparecieron hechos imprevistos, como la trágica desaparición del submarino ARA “San Juan”, con sus 44 tripulantes. En medio de denuncias de todo tipo sobre la responsabilidad del gobierno y la Armada en lo sucedido, provocó un gran desgaste político a Macri y a su gobierno, que aún perdura. Tal fue el temor de Macri que un mes después de la tragedia seguía sin hacer declaraciones sobre el hecho.

Por otro lado, pese al voto favorable en el Senado de la reforma a la ley de jubilaciones (previsional), enseguida trascendió que el objetivo era rebajar el ya miserable salario de los jubilados. Lo que creó un vendaval de críticas y descontento social, que descolocó al gobierno ante los sectores populares que lo votaron. Todo esto al mes y medio de su triunfo electoral. Hasta la conocida conductora televisiva Susana Giménez, que venía apoyando al gobierno, denunció el hecho y se negó a hacerle una entrevista a Macri.

La crisis del peronismo también muestra que la fortaleza del gobierno es relativa. La división y crisis del peronismo, que se agudizó luego de su derrota electoral de octubre, favorecen en la coyuntura al gobierno, pero al mismo tiempo son un factor que puede crear inestabilidad y dificultades al pacto con Macri. Esto se ha puesto en evidencia ante las reformas jubilatoria y laboral, y ante el fallo de Bonadio, que mete presos a varios kirchneristas y pide el desafuero de Cristina.

La rebaja salarial a los jubilados ya fue aprobada por Pichetto, jefe del bloque del PJ, y gran parte de los senadores peronistas, incluidos varios kirchneristas. Pero, ante el evidente rechazo popular, al pasar a Diputados varios miembros del PJ empezaron a tomar distancia, preocupados por el alto costo político que significa aprobarla. Frente a la reforma laboral, el propio Pichetto la quiere patear para 2018. No porque dude apoyar el plan de Macri y los empresarios, sino como reflejo de la crisis del peronismo. Mientras el triunvirato ratificó su respaldo a la reforma, un ala de la CGT encabezada por Pablo Moyano, de Camioneros, y Sergio Palazzo, de la Bancaria y la Corriente Federal, prokirchnerista, unidos a la CTA de Hugo Yasky, salieron a rechazarla.

Pero lo que sorpresivamente creó más incertidumbre política fue la jugada del juez Bonadio de cargar contra la ex presidenta por el caso del memorando con Irán, buscando su desafuero para detenerla. Puede ser una jugada de “fuegos artificiales”. Muchos se preguntan ¿por qué Bonadio no sacó semanas antes el fallo, cuando la ex presidenta no tenía los fueros? El fallo es tan rebuscado judicialmente que un sector de la prensa anti K (el matutino Clarín, por ejemplo) lo pone en duda. Haya estado o no el gobierno en la jugada, lo concreto es que Bonadio sale con este fallo por una política “judicial” que el macrismo alienta o deja correr para usar políticamente a su favor los actos más cuestionables del kirchnerismo.

En este caso intentando tapar la mala noticia del submarino perdido y del ajuste a los jubilados y a los trabajadores. Pero lo real es que las consecuencias no han sido tan favorables, ya que logra lo impensado: ha unido al peronismo, aunque sea coyunturalmente, contra el desafuero a la ex presidenta en un momento que el gobierno necesita no tener obstáculos en el acuerdo parlamentario con el ala peronista no K.

En 2018 derrotar el ajuste de Macri y el pacto con los gobernadores y la CGT

La gran tarea de 2018 es darle continuidad a la movilización obrera y popular para derrotar el ajuste y el pacto Macri-gobernadores-CGT.
Macri ha avanzado, pero de manera parcial. Por la resistencia obrera y popular, a pesar de la traición de la CGT, aún no ha podido imponer un ajuste ni una reforma laboral más global, como le reclaman las multinacionales, el imperialismo, el FMI y los grandes empresarios nacionales (Techint, Arcor, Coto, etcétera).

La presión social ha hecho que, a fines de 2017, un sector de la CGT y de las CTA hayan tenido que impulsar, junto al sindicalismo combativo, algunas movilizaciones contra el ajuste y la reforma laboral. En 2018 hay que insistir en esos reclamos y en la exigencia de unidad de acción para romper la tregua y el pacto de la CGT y los gobernadores en el camino de lograr un paro nacional y organizar un plan de lucha para derrotar el pacto y el plan de ajuste de Macri.

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