Cómo seguir la lucha contra el ajuste
Escribe Gabriel Massa
El gobierno, los gobernadores y sus cómplices de la CGT y el PJ avanzan con la votación de las leyes de la reforma. Pero la bronca que viene de abajo y las diferencias dentro del peronismo provocan crisis y algunos cortocircuitos y realineamientos en la conducción gremial. Y así se dieron dos grandes movilizaciones, la del 29 de noviembre al Congreso y la del 6 de diciembre a Plaza de Mayo contra el ajuste. Es necesaria la unidad de todos los que se han movilizado en ambas convocatorias, y la puesta en marcha de un paro y plan de lucha para triunfar.
En las fábricas, en las reparticiones estatales, entre los trabajadores, los jubilados, entre los sectores populares, cada vez hay más claridad de que la política del gobierno de Macri, con la complicidad de los gobernadores, la CGT y las distintas alas del peronismo, es para favorecer a los patrones y los especuladores financieros, a costa de nuestras conquistas. Y crece la bronca por abajo, que genera presión sobre los dirigentes.
Por eso, a pesar de la traición de la burocracia cegetista terminamos el año con dos importantes marchas contra la reforma laboral y el ajuste. La primera se produjo el 29 de noviembre en el Congreso encabezada por la Corriente Federal –ligada al kirchnerismo- cuyo máximo referente es el secretario general de la Asociación Bancaria Sergio Palazzo, junto con las dos CTA de Micheli y de Yasky, aunque este último es responsable de dejar pasar la reforma educativa en el principal gremio de su central.
La presencia de Pablo Moyano, secretario gremial de la CGT y líder de los camioneros, en ese acto fue una de las expresiones de la crisis. Pero no podemos olvidar al mismo tiempo que otro de los hijos de Moyano, Huguito, participó de la redacción de la reforma laboral del gobierno. Es decir, los Moyano estiran la cuerda pero no llegan a romper.
El sindicalismo combativo y la izquierda nos hicimos presentes con una columna independiente en este acto, considerando que servía para avanzar en la lucha contra el ajuste. Una semana más tarde, el 6 de diciembre, se dio la concentración en Plaza de Mayo donde confluimos distintas expresiones del sindicalismo combativo como los ferroviarios del Sarmiento y el Sutna junto con el sector de la CTA de “Cachorro” Godoy y Ricardo Peidró, y diversos movimientos sociales.
La bronca por abajo y la propia crisis del peronismo han llevado a que, al cierre de esta edición, el tratamiento de la reforma laboral aparezca postergado. Y al tratarse, con escándalo e insultos de jubilados presentes el proyecto de reforma previsional en la comisión correspondiente en la Cámara de Diputados el martes 12 de diciembre, la cúpula de la CGT se vio obligada a anunciar una “jornada de protesta” el día que se trate en Diputados en sesiones extraordinarias (probablemente el 20 de diciembre).
Está planteada la continuidad de la pelea hacia 2018. Contra el propio proyecto de reforma laboral, que el gobierno tarde o temprano tratará de hacer votar. Y todo unido a la pelea que ya se viene, donde otra vez intentarán firmarse acuerdos salariales a la baja. En pocas semanas más comenzará la negociación de la crucial paritaria de los docentes en la provincia de Buenos Aires. Y está la amenaza de despidos de trabajadores estatales.
Luego vendrá la negociación de los convenios en los principales gremios, donde se intentará imponer en cada sector la flexibilización laboral, siguiendo el modelo de los petroleros de Vaca Muerta en Neuquén y de los lecheros de Atilra. Pero es posible enfrentar el ajuste e incluso hacerlo retroceder, como lo demostraron los metalúrgicos de Tierra del Fuego.
Lamentablemente, hasta el momento los convocantes de las concentraciones del 29 de noviembre y el 6 de diciembre no han confluido en un llamado común. Precisamente, para poder enfrentar el ajuste de conjunto hoy es más necesario que nunca unir todas las luchas y que todos los que se pronuncian contra el ajuste, como los convocantes de las dos marchas realizadas, encabecen un paro y plan de lucha para derrotar este ataque contra los trabajadores.