Escribe Claudio Funes

«Por la memoria de los 30.000 detenidos desaparecidos, por los compañeros caídos del glorioso PST, en apoyo a las luchas de la clase obrera y las mujeres, y por una Argentina y un mundo socialistas”. Este fue el juramento de nuestro diputado Juan Carlos Giordano aquel 6 de diciembre de 2016. Intensa fue la tarea que desplegó desde entonces.

Su compromiso fue una declaración política contra el gobierno de Macri y la oposición patronal, quienes en el Congreso, bajo formas “democráticas”, votan leyes contra los trabajadores y en beneficio del gran capital. En un medio hostil como lo es el Congreso Nacional (una maquinaria para votar leyes antiobreras y favorecer a los empresarios), Giordano se ganó el repudio de las bancadas de Macri y siempre fue crítico del doble discurso de los diputados de Cristina. Denunció a los bloques “opositores” por votarles leyes a Macri y a la vendida CGT, estando presente Héctor Daer, del triunvirato cegetista, como diputado nacional.

Durante la huelga nacional docente el FIT presentó la Ley de Emergencia Educativa elaborada con puntos del programa que los gremios opositores levantaron en la misma (15.000 pesos de básico; aumento del presupuesto al 25% en base al no pago de la deuda externa y renacionalización del sistema educativo).

Giordano (junto con Marrone y Schlotthauer) participó de las marchas y plenarios frente a la fábrica durante el largo conflicto de AGR-Clarín, entregando miles de pesos para el fondo de huelga. Viajó a Santa Cruz a solidarizarse con docentes y estatales, y a Rosario para apoyar a los trabajadores despedidos de General Motors. También estuvo presente en PepsiCo y llevó esa lucha al Congreso presentando un proyecto de estatización.

En una de las interpelaciones le hizo decir a Marcos Peña que la multinacional corrupta Odebretch puso plata para la campaña del PRO en las presidenciales de 2015. Y al ministro Aguad le hizo confesar que Macri estaba al tanto del perdón de la millonaria deuda del Correo a su padre, algo que el gobierno negaba. Giordano denunció la corrupción kirchnerista (y ahora la macrista), es decir, los negocios de De Vido que hoy siguen con Macri (soterramiento del ferrocarril Sarmiento; construcción de las represas en Santa Cruz, etcétera), pidiendo que Aranguren vaya preso.

Tras la desaparición de Santiago Maldonado viajó dos veces a Esquel y a Bariloche. Fue a la Pu Lof en Resistencia Cushamen; llevó la solidaridad a Sergio Maldonado; visitó dos veces a Jones Huala en la cárcel pidiendo su libertad y participó de una charla en Buenos Aires con su abogada, Sonia Ivanoff, y Fernando Jones Huala. Ante el asesinato de Rafael Nahuel volvió a viajar a Bariloche, participó de una marcha exigiendo justicia y se solidarizó con los ocupantes en Villa Mascardi. Propuso la expropiación de Benetton y fue parte de las distintas audiencias con los pueblos originarios que terminó en la prórroga de la ley 26.160.

Nuestro diputado fue firmante del proyecto de ley por el derecho al aborto, como parte de la Campaña Nacional exigiendo ese reclamo. Denunció permanentemente los 4,21 pesos que destina el gobierno por mujer por año “para combatir” la violencia de género. Y repudió el doble discurso de las diputadas mujeres del PRO, Massa, PJ, PS y Libres del Sur al votar entre gallos y medianoche la ley de “paridad de género”, una ley de cupo femenino más restrictiva que la actual y que no redundará en más derechos para las mujeres por más que haya más diputadas de los partidos patronales. A su vez, presentó un proyecto planteando la separación de la iglesia del estado.

Giordano fue reelegido diputado en la banca rotativa que compartirá con Del Caño y Romina del Plá, junto a Mónica Schlotthauer. Participó en los actos que hizo nuestro partido en homenaje a la revolución rusa, brindó charlas debate, inauguró locales partidarios y divulgó en todas las sesiones la salida de fondo que levanta el FIT.